viernes, 25 de junio de 2010

Apuntes sobre Schoensatt (ver nombre exacto del libro) Padre schoenstattiano Santiago

FICHA 1
“La humildad, entendida así como subordinación a la gracia, juega ciertamente un rol importante en la ascética. Consiste en reconocer que todo fruto viene de Dios. Sin embargo, dejando en claro que la salvación es don gratuito de Dios para cada uno, se debe aceptar el hecho de que Dios exige cooperación humana, como causa segunda, y que para ello hay que hacer un esfuerzo de voluntad, aunque subordinado a la gracia.” (p. 13)



FICHA 2
“La Iglesia fundamenta su doctrina ascética diciendo: “la Gracia no suple el esfuerzo natural sino que lo promueve”. El esfuerzo mismo, según la doctrina, es don de la gracia, y en el hombre que se abre a ella la conduce libremente al heroísmo, que es la santidad. El cristiano debe, sin embargo, buscar conscientemente la armonía de naturaleza y gracia, de esfuerzo personal y aplicación de medios naturales y recurso a Dios y a su gracia.”
(p. 14)



Ficha 3
“Hay un proceso necesario entre el bautismo sacramental y la asimilación existencial a Cristo. Esto exige lucha y esfuerzo en el hombre. Esta cristificación existencial se produce poco a poco y es el fruto de la gracia y de la cooperación humana; es por esto también meritoria. Es la lucha consigo mismo para tomar la forma de Cristo, para “revestirse de los mismos sentimientos” que tuvo El: la gracia suscita el esfuerzo para que cada uno se haga partícipe de la Cruz y de la Victoria del Señor”. (p. 14)



FICHA 4
“La Caridad, sin embargo, con darle el valor profundo a todas las acciones ascéticas, no excluye las demás virtudes que vienen a ser como las normas concretas de vida; muy por el contrario, las exije como sus instrumentos.
...Por la Caridad se adquiere todo el organismo sobrenatural, pero a su vez se requiere todas las demás virtudes adquiridas. La ascética, en la búsqueda de las demás virtudes, permite volcarlas a los diversos objetos, de tal manera que en la vida práctica se actúe en conformidad con Dios. Así, viviendo una vida virtuosa, movida por la caridad, se llega a la libertad de los hijos de Dios, que consiste en estar libre de las esclavitudes del propio yo, del apego desordenado a las creaturas y a todo lo antidivino, para estar sólo para Dios, que es la garantía de toda verdadera libertad.” (p. 16)



FICHA 5
“...la ascética cristiana encuentra su objetivo en la conformidad con Cristo que se opera en el hombre, por la gracia y la cooperación humana, Esta identificación exige a cada uno la lucha por la integración de la personalidad en una doble dimensión: HACIA ABAJO, por la penetración de la gracia en todo el ser hasta lo tendencial, instintivo y subconsciente. Es una integración psicológica de la persona, que se procura realizar con el fin de esclarecer, purificar y sublimar el subconsciente, haciendo semejante al de Cristo, armónico y ordenado. Para integrar psicológicamente la personalidad en el mundo de Dios es preciso que ese campo tan descuidado de lo subconsciente y de lo instintivo, de lo afectivo y de lo tendencial sea captado y penetrado por un sentido noble, moral y sobrenatural.
... se busca también una integración de la persona HACIA ARRIBA por la profundización de la relación personal con cada una de las personas de la Santísima Trinidad. El crecimiento progresivo de la relación de amor va llevando al hombre a desprenderse poco a poco de lo que no es de Dios, para irse entregando con una intensidad cada vez mayor a El. Se trata aquí de una renuncia y de una entrega progresiva, de una liberación y de una unión personal.” (p. 17)



FICHA 6
“Los efectos del pecado original nos hacen vulnerables, tanto a los impedimentos que nos vienen del exterior de nuestra naturaleza como de los que vienen de la misma naturaleza enferma. Es así como tenemos que aprender a vencer los impedimentos que nos vienen del EXTERIOR: las seducciones del mundo, las tentaciones, engaños e insidias del demonio. Pero también tenemos que realizar una ardua lucha con la propia naturaleza, con los impedimentos que nos vienen de nuestro propio INTERIOR: estos pueden ser de dos tipos, a saber, PSICOLOGICOS y MORALES. Nuestra vulnerabilidad cristaliza en impedimentos a la gracia en forma muy variada a lo largo de la historia personal. Los diversos acontecimientos de la historia personal van dejando huellas indelebles; muchas de éstas son verdaderos obstáculos latentes a la acción del ESPIRITU SANTO. Cuantas veces son traumas, inhibiciones, complejos y otras heridas psicológicas que anidan en el subconsciente, las que bloquean la acción restauradora y vitalizadora de la gracia. Otras veces son heridas que no terminan de sangrar; son puntos sensibles o dolorosos que cierran el alma, que la tornan agresiva, que deforman la imagen de Dios, que llevan al hombre a huir de su presencia, que lo deprimen, etc.. O bien son debilidades y faltas morales, las que es preciso vencer para darle paso a la gracia. Estas debilidades pueden ser negligencias, olvidos, ignorancias, cambios de estado e ánimo o subjetivismo, que también crean barreras interiores o, más aún, pueden ser tentaciones producidas por la rebelión de los instintos o por el orgullo del espíritu, o, lo que es peor, pueden ser los propios pecados o incluso los vicios.” (p. 18-19)



FICHA 7
“Schoe ofrece también un enfoque nuevo a la ascética. Su originalidad contempla la acentuación de una imagen completa del hombre nuevo y santo: lo ha denominado simplemente HOMBRE NUEVO. Es un tipo de hombre que, tomando como modelo y como educadora a María, logra vencer la crisis de nuestro tiempo. Enfrenta la masificación, el impersonalismo de un hombre que se ha hecho incapaz de relaciones personales profundas, deshumanizándose y desdivinizándose hasta tomar por ideal la máquina, esclavizándose a la materia en vez de dominarla y usarla como medio de salvación. Ese hombre nuevo, humanizado, divinizado y lleno de espíritu aprende a ser hijo de Dios y hermano de los hombres, adquiriendo así una personalidad original, libre y comprometida. Se le ha denominado SANTO DE LA VIDA DIARIA, porque considera que el hombre que vive en Cristo llega a la santidad en El, es decir, alcanza la perfección, logra armonizar, en la fura de la gracia, su relación con Dios, con los hombres, consigo mismo y con el trabajo.” (p. 22)



FICHA 8
“El pensamiento (acerca) del organismo dará por eso una inspiración fundamental a todo el sistema ascético de Schoe: se pregunta por las leyes del desarrollo de la vida y por los obstáculos que la amenazan. Un paralelo con la realidad de los organismos servirá de esclarecimiento permanente para la cooperación con la gracia. Hace suyo, además, el pensamiento de Santo Tomás de Aquino: “la gracia no destruye la naturaleza sino que la eleva y la perfecciona”.
Busca, por eso, lograr la plenitud orgánica del desarrollo de la nueva vida infundida por la gracia, lo cual significa que cada uno se deje penetrar claramente por la gracia hasta lo más profundo de su ser y que, a la vez, se abra a una relación cada vez más intensa y personal con todo el mundo sobrenatural, con cada una de las personas de la Santísima Trinidad, la Sma Virgen y los santos. Aquí ciertamente hay una acentuación original e Schoe, al insistir en la penetración de la gracia hasta lo subconsciente e instintivo. Esto le dará una modalidad nueva al sistema, ya que penetra en un campo hasta ahora inexplorado y que pone exigencias nuevas de orientación psicológica.” (p. 23-24)



FICHA 9
“Por otra parte, la cooperación personal consiste en una doble preocupación: PREPARARLE EL TERRENO A LAS GRACIAS en la propia naturaleza y cuidar de que la gracia recibida sea EFECTIVA Y DE MUCHO FRUTO EN ELLA. Esto significa que la acción de Dios en cada uno debe ser –dicho en un lenguaje aproximativo—preparada, acompañada y complementada por la actividad personal.
Ahora bien, sin que nos conozcamos a nosotros mismos, sin conocer la naturaleza humana, no podemos respaldar ni acompañar suficientemente la acción de la gracia, de ahí se siguen dos imperativos, que brotan como consecuencia de las tareas que se le asignan a la naturaleza en su cooperación con la gracia: se debe luchar por llegar a un profundo conocimiento de sí mismo y por un serio esfuerzo de autoeducación.”
(p 24-25)



FICHA 10
“LA ASCETICA ORGANICA, entonces, teniendo como meta una concreta (imagen) de Cristo reflejada en el SANTO DE LA VIDA DIARIA, dejándose inspirar por la DOCTRINA DEL ORGANISMO, y considerando la santidad como una nueva forma de vida que consiste en la apertura y la docilidad frente a las insinuaciones interiores del Espíritu Santo, se pregunta ¿cómo cooperar para que esta nueva vida llegue a su plenitud? De esta pregunta brotan tres afirmaciones fundamentales que les dan una base de ordenación sistemática: LA NUEVA VIDA tiene que ser ALIMENTADA; es preciso, por tanto, asegurar que reciba un alimento adecuado en todas sus dimensiones. Para esto se propone el HORARIO ESPIRITUAL.
La nueva vida requiere no sólo recibir alimento sino que es preciso que ese alimento sea suficientemente DIGERIDO, es decir, que se haga alimento “para mí”, que se adecúe a mi realidad personal. Para esto se propone el trabajo con actitudes, ya que los actos que no son expresión, camino o seguro de auténticas actitudes no aprovechan al crecimiento de la nueva vida. Esto se resume en el trabajo con el IDEAL PERSONAL.
La Nueva Vida, por último, debe asimilar el alimento recibido. Para ello se recurre al uso de los medios éticos. A través de ellos se quiere lograr el esclarecimiento y la sublimación de las fuerzas fundamentales del alma. Esto nos lleva a un método de lucha que centra todo el dinamismo de la aspiración: el trabajo con el EXAMEN PARTICULAR.” (p. 26)



FICHAS 11
“Creemos que Dios desde toda la eternidad tuvo una idea de cada uno de nosotros, y que determinó también una tarea de vida para la realización personal de cada uno. Es lo que entendemos por IDEAL PERSONAL. En la medida en que cada uno realice esta tarea personal de vida, es santo. Es así como podemos reducir el sentido objetivo de la aspiración a la santidad a la lucha por tornarse receptivo y dócil ante las insinuaciones del Espíritu Santo, que quiere realizar en cada uno esa idea y esa misión originales. Toda aspiración sana a la santidad debe enfrentarse, según esto, con los obstáculos e impedimentos frente a las mociones del Espíritu Santo para la realización del Ideal.” (p. 27)



FICHA 12
“En el Ideal Personal encontramos el núcleo del trabajo ascético del autoconocimiento
y autoeducación. Se puede decir que constituye tanto el estímulo como la meta de todo un proceso de crecimiento hacia la perfección personal. Como parte de la metodología ascética, está respaldado por una concepción global de la pedagogía. En esta concepción podemos distinguir dos rasgos característicos que encuentran una expresión preclara en el trabajo con el Ideal Personal: la pedagogía de Magnanimidad y la pedagogía de Actitud.”
(p. 29)

FICHA 13
“...se quiere crear un ambiente de generosidad que haga surgir el anhelo y la aspiración a lo más grande. Esta visión del camino pedagógico quiere ser una réplica de la pedagogía de deberes y obligaciones. La pregunta fundamental que debe resonar en el subconsciente den quien trabaja con este medio ascético no es tanto ¿a qué estoy obligado ahora o qué debo hacer? Sino más bien ¿qué es más ideal que haga? O ¿qué más puedo hacer? Al encauzar hacia la generosidad, la medida es el ideal y no la obligación. En segundo lugar, el trabajo con el Ideal Personal quiere ser la expresión de la pedagogía de ACTITUD. Se busca la gestación de personalidades auténticamente cristianas que actúan por convicción. No basta con una educación capaz de crear hábitos, costumbres o formas puramente exteriores; se quiere lograr la adquisición de actitudes que conforman una mentalidad cristiana unitaria e integral.
Esta manera de enfocar la pedagogía se contrapone a aquella forma de pedagogía que, por acentuar en forma unilateral e inorgánica las formas exteriores y los actos, conducía a un cierto adiestramiento, pero sin penetrar al núcleo de la personalidad.
Nuestra ascética, sin traer un rechazo a las formas o a los actos exteriores, los procura sólo en cuanto son camino, expresión o seguro de una actitud interior.” (p. 29-30)



FICHA 14
“En el plano psicológico sucede otro tanto; no basta con que existan diversas actitudes que permitan asimilar los estímulos exteriores y que sean fuente de actos propios. Es necesario que todas ellas encuentren un núcleo en torno al cual se ordenen, a fin de darle coherencia a la vida misma. Sin una ACTITUD FUNDAMENTAL los actos aparecerán como vacíos y carentes de sentido.
El pKentenich dice al respecto: “...actitud fundamental es un hábito, un estado de alma, una atmósfera en la cual vivo” (Allgemeine Prinzipienlehre der A. B. von Sch., p. 116).
La repetición de actos genera hábitos o costumbres. Cuando esta repetición está respaldada por una convicción da origen a una actitud. Es así como diversas actitudes generan en el interior de cada persona servicialidad, alegría, misericordia, etc.” (p. 23-33)




FICHA 15
“El Ideal Personal es el camino más esclarecido de autoconocimiento y el impulso más motivador para una profunda autoeducación. Permite aprovechar para la santificación personal todos los estímulos que Dios manda, ya sea que vengan de nuestro interior o del mundo que nos rodea. Todo lo que nos toca puede y debe ser integrado en el núcleo de la personalidad a través del Ideal Personal, pasando a incrementar la propia vida e impulsándonos hacia Dios. Como método ascético quiere ofrecer un camino práctico para desentrañar, esclarecer y proyectar originalmente el germen de la actividad fundamental querida por Dios, para hacerlo nervio central de todo el proceso de santificación.” (p.33-34)



FICHA 16
“Un Ideal que viene de fuera, que es aspiración a algo exterior, por muy sublime que sea, es deformador, es un falso ideal. Con toda razón podemos afirmar que el Ideal Personal es SER UNO MISMO PLENAMENTE, y esto se puede lograr sólo por el desarrollo integral del germen de vida infundido por el Creador en lo más profundo del propio ser. Se conquista cultivando lo propio con ayuda de la gracia.” (p. 35)



FICHA 17
“Lo que hemos descrito corresponde al concepto teológico del Ideal Personal; si quisiéramos profundizarlo y expresarlo en forma sintética podríamos decir: “Ideal Personal es la imitación y manifestación original de las perfecciones humano-divinas de Cristo el Señor”.” (p. 36)



FICHA 18
“...Cristo, como Verbo Encarnado, es el pensamiento a la vez original y universal que tiene Dios: todo lo pensó en El, todo lo proyectó y lo realizó por El. En el Verbo Encarnado está “la plenitud de todo lo creado” (col. 1. 19); por esa razón es ya ideal de todo lo que existe.
Por otra parte, El es el fin para lo cual se creó todo. Bajo este punto de vista, es ideal como meta y no sólo como plenitud de perfección original. Por último, al encarnarse tomando la naturaleza del hombre hecho a imagen y semejanza de Dios, pone de manifiesto la realización perfecta del ser hombre, es decir, se hace ideal universal para todo hombre, la idea ejemplar concretizada hacha realidad viviente.” (p. 37)


FICHA 19
“Descubrir la originalidad es posible por el hecho de que Dios colocó en todos los gérmenes de vida existentes en la Naturaleza, no sólo la fuerza interior para el despliegue de la vida, sino también el fundamento de su originalidad. Esto significa que a cada ser lo proveyó de una entelequia o tendencia interior que lo conduce a una modalidad original y única de perfección, de modo que tal semilla surge tal árbol y no otro. Otro tanto sucede con los seres racionales; al darles la vida a cada uno le infundió el dinamismo, la fuerza interna para su crecimiento, pero junto con ella le infundió también una orientación original para que esa fuerza se despliegue plasmando un ser único e irrepetible.
Con esta reflexión nos situamos de lleno en el plano del fundamento psicológico del Ideal Personal. Tomando el contexto de lo dicho y traduciéndolo a un lenguaje psicológico, podríamos definir el Ideal como: “EL IMPULSO Y LA DISPOSICION FUNDAMENTAL QUE DIOS DEPOSITO EN LO MAS INTIMO DEL ALMA”. Si una persona cultiva consciente o inconscientemente este impulso fundamental, orientado por su disposición más íntima, y lo hace con fidelidad y en cooperación con la gracia, llega a su perfección, es decir, alcanza la libertad y la paz de los hijos de Dios, lo que equivales a decir que llega a la santidad, que es su perfección plena. Sin cultivar su tendencia fundamental es imposible que llegue a realizarse como una expresión original de las perfecciones de Cristo.
La originalidad objetiva del Ideal Personal la encontramos en el plano de la individuación psicológica; sin embargo, para poder usarla como instrumento de autoeducación tendríamos que dar un paso más adelante: la tendencia y el impulso fundamental del alma, como factores psicológicos, deben situarse en un contexto teológico, deben ponerse en relación con la voluntad divina, con el mundo sobrenatural, a través de las verdades de la fe; sólo así los poseeremos como una explicación y una orientación de la vida, ya que ésta tiene su sentido y su fin sólo en el que le dió origen: Dios.
Después de todas estas reflexiones podemos aventurar ya una definición pedagógica: “EL IDEAL PERDONAL ES LA TENDENCIA Y LA DISPOSICION FUNDAMENTAL DEL ALMA INTERPRETADAD A LA LUZ DE LA FE Y EXPRESADA A TRAVES DE UNA FORMA MOTIVADORA COMO META DE SANTIDAD Y TAREA DE VIDA.” (p. 38-39)


FICHA 20
“Ahora bien, el Ideal Personal le da coherencia a nuestra personalidad, y por eso gesta personalidades preclaras, por un camino increíblemente simple, que nos ayuda a convertir el amor a sí en amor personal, alejando el germen oculto del colectivismo que puede anidarse en él. Así logra sublimar el núcleo de la personalidad, y en medio de las dificultades actuales lo lleva a enfrentarse con el ajetreo de la vida, con la multitud de estímulos que lo asedian, sin perder su unidad interna. Junto con eso, el Ideal Personal nos ayuda a personalizar el amor al prójimo, y con eso nos hace también personalidades preclaras. De un amor impersonal al auténtico amor a un tú, a un amor cálido y personal. Por último, al gestar amor entre nosotros, el Ideal Personal nos ayuda a descubrir a Dios como un ser personal y remontarnos del amor personal a sí mismo y al prójimo al amor a Dios. Nos incentiva para dejar de lado el Dios-idea e ir con amor al Dios personalidad originaria (pKentenich, Der heroïsche Mensch, p. 57-58).” (p. 42)



FICHA 21
“Las disposiciones exteriores se refieren al contexto de la conducción providencial de Dios para cada persona. Es evidente que los factores fundamentales que rodean a una persona a lo largo de su vida influyen determinantemente en ella, y son por esa razón expresiones de la voluntad del Creador respecto a ella ¿Cuáles son esos factores? La época histórica en que nació, el país, los padres, hermanos y parientes, el pueblo, el colegio, los amigos, los acontecimientos importantes que le tocaron vivir, etc. Todo aquello que, independientemente de la propia voluntad, marcó la vida y mostró una línea de conducción de Dios.
Las disposiciones interiores, en cambio, se refieren a las aptitudes, cualidades y virtudes (y defectos o deficiencias) naturales de cada uno. Son sus habilidades y talentos, son modos de ser, de pensar, de sentir y de situarse en la realidad. Por ej.: capacidad de organizador, talentos artísticos, capacidad de servicio, etc..
El impulso fundamental del alma por Dios es la tendencia que brota de la fuerza más original (originaria) y profunda del alma, y que se manifiesta en anhelos e inclinaciones espontáneas y originales. Se experimenta en afinidades o rechazos, en gustos o desagrados no cultivados (trabajados). Son expresión de la fuerza natural más pujante y primitiva del propio yo.
Como simples factores psicológicos, tanto el impulso fundamental como las disposiciones pueden ser bien o mal aprovechadas; no tienen por eso un carácter moral en sí mismas: son neutras o amorales. Indican sólo la originalidad del alma, pero al mismo tiempo dan la pauta para descubrir cual es la voluntad de Dios en la realización personal. Son factores indicadores de la originalidad dinámica, conectan con el origen, esto es, con Dios, con la idea preexistente en la mente divina sobre cada uno.” (p. 44-45)



FICHA 22
“Es así como podemos hablar de dos funciones fundamentales del Ideal Personal: la primera se refiere al ideal de personalidad que Dios quiere para mí, y la segunda se refiere al ideal de misión que El quiere que realice como tarea de vida.
El pKentenich también esclarecía este punto, al decir “...ideal de personalidad: Dios vería con gusto que mi corazón se enriquece, que mi entendimiento fuera más esclarecido. Luego, allí está en primer plano mi personalidad ¡Santificación personal! ¡Ideal de misión! Aquí está en primer plano la tarea que Dios me ha confiado. Dios me ha formado así como soy, para una tarea que yo puedo y debo realizar y cumplir. Bajo Ideal Personal entendemos ambos elementos...Yo me educo para una misión, pero también soy educado por una misión “ (Der erloeste Mensch).
Bajo nuestra óptica ambos factores adquieren nombres muy precisos. El ideal de personalidad podemos denominarlo como ideal original de SANTIDAD: es la manera de relacionarnos con Dios, la manera original de crecer en la caridad, es una manera de comportarse, de concebirse y de sentirse a sí mismo ante Dios y ante los hombres. Es una explicación del propio ser y la manifestación de la actitud más propia y fecunda del alma. El ideal de misión como tarea trascendental puede denominarse ideal de apostolado. Nos habla de la explicación de la finalidad profunda de la propia existencia terrenal en el sentido amplio del concepto de apostolado, que consiste en construir el Reino de Dios en la tierra a través de cualquier acto realizado según el querer divino y en estado de gracia. Así hablamos de un ideal de misión como lo más genuino de cada uno en la construcción del Cristo total”. (p. 46-47)



FICHA 23
“Se puede decir que el I.P. debe ser la idea predominante de nuestra vida, aquella que nos ilumina y nos mueve. En la vida espiritual las ideas que nos mueven representan valores. Es así que el ideal, más que una simple idea central es el valor central y dominante, al que se van refiriendo todos los demás valores, el que permite en caso de duda decidir lo que se ha de hacer, y que sirve de fundamento a nuestras programaciones y evaluaciones.
La búsqueda del I.P. por eso no gira tanto en torno a una idea sino en torno a un valor central, o ,si se quiere, en torno a la vivencia de éste. Si permaneciera sólo en el plano de las ideas no pasaría de una especulación, como suelen ser muchos de los ideales que los hombres se fabrican, pero que no son expresión auténtica de su realidad.
El valor atrae, despierta fuerza interior, dinamiza, y por eso es fuente de vivencias; es por eso que a través de éstas se le puede reconocer.”
(p. 48)



FICHA 24
“No cualquier idea tiene fuerza gestadora de vida para mí. Hay ideas que me tocan más profundamente o menos, que son más adecuadas a mi manera de ser, que corresponden a mi disposición original de alma. Así vamos llegando a donde queremos ir. Hay verdades de la Revelación que al penetrara hondo en nuestro ser dan de lleno en nuestra tendencia fundamental, y por eso dinamizan el núcleo mismo de la personalidad, llegando a gestar una actitud fundamental y un sentimiento de vida pleno y original. Este es el Ideal Personal.
Cuando ciertos conocimientos, a través de las diversas vivencias de nuestra vida, calan hondo en nuestro ser, hasta ser las fuentes de nuestro dinamismo original, y, de hecho, nos despiertan fuertemente hacia lo mejor; entonces estamos en contacto con nuestro I.P.. Esa verdad captada vivencialmente está llena de valor para nosotros y se constituye en una fuente subjetiva de vida religiosa que hace germinar en nosotros lo mejor que tenemos.
Si elaboro y cultivo fielmente esa verdad hacha vivencia termina por hacerse actitud fundamental integradora de la personalidad. De hecho el sentido de la búsqueda del I.P. radica precisamente en eso: hace consciente la fuente original del dinamismo religiosos para poder cultivarla orgánicamente hasta hacerla actitud fundamental.” (p. 49-50)



FICHA 25
“En resumen, descubrir el I.P. no es otra cosa que auscultar aquellas vivencias profundas que nos manifiestan las fuerzas y disposiciones más íntimas queridas por Dios de nuestra personalidad, pero de tal manera que a la luz de la fe nos muestren una meta original de santidad y un camino de proyección apostólica.” ( 51)




FICHA 26
“Por eso –dice el pKentenich-- hay que tomar en cuenta sólo lo noble de los instintos e inclinaciones. La expresión” tendencia querida por Dios” destaca también lo sobrenatural de los impulsos. Existe también una realidad sobrenatural en los impulsos, y eso debemos tenerlo presente para no caer en el peligro del psicologismo. Es Dios quien nos da tal o cual impulso con su gracia. Estos impulsos interiores de la gracia también deben ser comprendidos en la tendencia querida por Dios.” (p.52)



FICHA 27
“Hay una fuente doble de conocimiento del I.P.:
1. El camino extraordinario:
A) Puede ser un camino por revelación directa, a la manera como antiguamente Dios les señalaba a los profetas su tarea y su ideal de vida...
B) Puede ser el camino de las disposiciones y conducciones extraordinarias; es una situación normal en muchas personas que tienen una historia religiosa consciente. Sucede cuando Dios va conduciendo a una cierta situación, independiente de nuestro actuar, sin nuestra participación. Podemos, por ej., haber construido todo un edificio sin darnos cuenta, sin que hubiésemos pensado siquiera en ello; es una disposición y conducción de Dios a través de la cual nos ha mostrado claramente unas tarea. Puede ser que me haya desarrollado tranquilamente, siguiendo el curso de mis facultades, o bien se me han planteado diversas interrogantes, o han venido golpes del destino que me han conducido de otro modo; esas han sido las disposiciones de Dios que me muestran la tarea. El tiempo actual es un medio excelente para conocer esa tarea; basta con preocuparse de escuchar la voz de Dios allí y comprender qué es lo que El quiere.” (p. 53)

2. El camino ordinario:
Para comprender esta fuente ordinaria de conocimiento debemos recordar que Dios no habla solamente por palabras vivas sino también por hechos. Por palabras lo hace en la Sagrada Escritura o en las iluminaciones interiores, pero fuera de eso habla también por hechos. Al darme un modo original de ser me ha destinado para una tarea determinada. Por eso, si examino mis capacidades e inclinaciones, y añado las inspiraciones de la gracia , que por lo general se adaptan a la naturaleza, si, más aún, fuera de lo dicho, me oriento por la Providencia ordinaria de Dios que se me ha manifestado a través de mis superiores, tengo las fuentes naturales ordinarias de mi I.P..” (Der erloeste Mensch).
En otra parte el pKentenich complementa como sigue:
“Distinguimos dos métodos, uno objetivo y otro subjetivo. Sin embargo, ambos métodos nunca van separados, ya que confluyen uno en el otro. Yo los puedo distinguir e incluso aplicar con acentuaciones diferentes, una vez acentúo uno, otra vez otro.
1.El método Objetivo: para poder aplicarlo parto considerándome objetivamente en lo que soy. Para esto miro mi ideal profesional o vocacional, por ej., ...quiero ser sacerdote y me pregunto ¿cómo debe ser un sacerdote ideal? Este camino presupone que ya conozco mi profesión o vocación y trato de concentrar las fuerzas latentes que se encuentran en el ideal profesional o vocacional para ver de qué manera reacciona mi propia alma...
2. Sin embargo, este camino objetivo desemboca siempre en el análisis de las pasiones ¿Cómo supimos qué queríamos se sacerdotes? Por la fuerza y la dirección de las pasiones y por la ayuda de la gracia lo pudimos conocer.”” (p.53-54



FICHA 28
“La pasión dominante, si bien es cierto que es manifestación del apetito sensitivo, y que por lo tanto tiene como objeto propio el bien sensible concreto a través de la imaginación, penetra el campo de los valores espirituales. De este modo se hace punto de confluencia entre las tendencias; es como un centro integrador de la personalidad humana, de allí su importancia. Con el temperamento sucede otro tanto; estrictamente hablando se refiere a la síntesis de los rasgos distintivos típicos de emotividad, actividad y modalidad de repercusión de los estímulos en el interior o, si se quiere, al a manera como cada persona recibe los estímulos de los acontecimientos o su fantasía, y cómo reacciona ante ellos.” (p. 56)



FICHA 29
“ 1. Intensificación de la oración
El primer paso dispone interiormente a través de la oración. No podemos olvidar que el I.P. quiere ser una cierta penetración en aquello que hay del misterio de Dios en la propia persona. Para poder introducirse en él es preciso tener una actitud humilde y receptiva. Hay que pedirle al Señor que dé luz para iluminar la propia vida y encontrarle su sentido último, para comprender la propia misión y aprender a enfrentar la realidad con una actitud siempre coherente, para aprender, en fin, a ser verdadero hijo a imagen de Cristo y en unión de El.
2. Ubicación en el contexto adecuado.
Antes de penetrar en el campo del Ideal original es preciso situarse en el contexto del ideal cristiano general, e incluso del ideal que corresponde a la espiritualidad a la cual se pertenece. Situado en el plano de las verdades de la fe y del ideal que ofrecen la Iglesia y la familia religiosa se tiene el telón de fondo que sirve de referencia a la búsqueda del I.P., y se tiene también el clima dentro del cual es posible hacerse las preguntas fundamentales para encontrarlo. Esto requiere un poco de reflexión y de tiempo, no se puede empezar a buscar el ideal en el aire, sin situarse previamente. Durante un cierto tiempo es preciso reflexionar acerca de lo que significa ser cristiano, hijo de Dios, miembro de Cristo, sobre la misión que se tiene como tal, sobre las actitudes y virtudes que debe tener todo cristiano, etc.. Es dentro de ese mundo de verdades y valores que es común para todos los bautizados, donde debe situarse la búsqueda original. Mientras más se concretiza y mientras más vital sea el contacto que se tome con las verdades y valores generales y específicos de la familia a que se pertenece, la búsqueda tendrá no sólo mayores posibilidades de éxito sino que mayor penetración en profundidad en el Ideal que se descubra.” (p. 55-56)



FICHA 30
“...¿quiénes somos? ¿qué tenemos que hacer? ¿cómo lo tenemos que hacer Las diversas preguntas que cada uno se puede plantear acerca de las disposiciones e impulsos deben responder, por lo tanto, en tres líneas diferentes: el ser ideal, la misión ideal, la actitud ideal.” (p. 68)



FICHA 31
“LE PREGUNTAMOS A DIOS QUE NOS DICE ACERCA DE NUESTRO IDEAL, A TRAVES DE:
1. Las disposiciones exteriores. Nuestra historia de vida, las personas que me rodearon, lo que recibí y lo que me faltó, los acontecimientos que me marcaron, etc.
2. Mis disposiciones interiores. Capacidades naturales, defectos propios, aptitudes concretas, adecuaciones, talentos, habilidades, virtudes naturales, etc.
3. Mi impulso fundamental, que se manifiesta en mis anhelos profundos, inquietudes, afinidades e inclinaciones originales, tendencias, fuerzas, etc..
4. Las vivencias más profundas, como grandes penas, grandes alegrías, momentos de plenitud y de paz especiales, desengaños y sorpresas, admiraciones y desagrados, etc..

EL RESPONDE A ESTAS PREGUNTAS ESCLARECIENDO
1. Lo que quiere que sea, aquello que debe constituir mi sentimiento existencial más profundo, lo que explica mi ser, lo que me da nombre.
2. Lo que quiere que haga, lo que ha de constituir mi tarea trascendental de vida, mi misión personal, que justifica mi esfuerzo y le da plenitud a mi ser en la fecundidad,
3. Cómo quiere que actúe; aquí se ve una actitud central original que debe unificar y dar sentido a los restantes. Es lo que da la tonalidad y la modalidad original en la entrega personal.” (p. 69-70)



FICHA 32
“...el I.P., bajo el punto de vista propiamente pedagógico, consiste en la experiencia vivencial del núcleo de la personalidad que, iluminada e interpretada a la luz de la fe, permite no sólo un esclarecimiento y una explicación de la propia vida sino que también una cooperación más eficaz con la gracia en la obra de la santificación. Las preguntas que nos hacemos tienen por eso dos fines: hacer consciente el núcleo dinámico de la propia personalidad, e interpretarlo a la luz de la fe. Si no se logra llegar a través de la reflexión que motiva las preguntas a lo que es vivencial, la interpretación no pasará de ser una especulación inútil. Cuando logro desentrañar aquello que es vivencial y original en mí, aquello que constituye el núcleo de mi dinamismo vital original, entonces sí que puedo interpretarlo a la luz de la conducción de Dios a través de mi historia y a la luz de la Revelación. Así pues, las preguntas que pondremos a continuación deberán servir primero para hacer consciencia en la disposición e impulso fundamental del alma, es decir, aquello que nos hace experimentar vivencialmente el núcleo de nuestra personalidad; en segundo lugar deberán servir como pautas de “interpretación a la luz de la fe, para descubrir el contenido inteligible, comprensible y programático que nos ofrece, permitiéndonos poseer conscientemente un nombre profundo, una missiçon personal y un centro ordenador en nuestra lucha por la santidad en torno a una actitud fundamental.” (p. 70-71)



FICHA 33
“ALGUNA PREGUNTAS PRÁCTICAS
I. Para descubrir el núcleo vivencial de la personalidad: 1) ¿Cuál es mi temperamento y mi pasión dominante? ¿Tiendo más a la combatitividad o a la afectividad? “) ¿Cuáles son mis características positivas, mis habilidades, mis virtudes, mis talentos y capacidades? ¿Qué tipo e cosas me resultan bien y me gustan? ¿Para qué siento que sirvo? 3) ¿Cuáles son mis tendencias e inclinaciones artísticas, creativas, contemplativas, de conquista, organizativas, sociales, etc.? ¿Realizando qué tipo de cosas me siento contento, con paz y plenitud interior, me siento realizado? ¿Qué anhelos o ensueños tenía cuando chico? 4) ¿Qué imagen tengo de Dios ¿Cómo lo siento? ¿Cuáles han sido las veces en que Lo he experimentado más profundamente? ¿Qué o quién ha sido Dios para mí’? ¿Qué he sentido yo ser para El? 5) ¿Cuál es la oración que me suele brotar más espontánea cuando me sucede algo, cuando estoy en un estado de ánimo especial, o cuando me siento en intimidad con Dios? ¿Tengo algún pensamiento que se repita en mi oración, ofrezco o pido algo íntimo? ¿Qué digo cuando rezando dejo de lado las fórmulas usuales de oración? 6) ¿Cuál es el pasaje del Evangelio que más me atrae o impresiona? ¿Porqué? 7) ¿Cuál es la escena de la vida de María que más me gusta y cuál es el rasgo de su imagen que más me atrae? ¿Con qué nombre me gustaría llamarla? ¿Cuál es la virtud que más me gustaría poseer? (9¿Hay algún personaje vivo de la historia que me haya impresionado o atraído especialmente? ¿Qué fue lo que más me impresionó y atrajo más de este personaje? 9)¿Qué es lo que más admiro y lo que más me choca en las personas? ¿Qué me gustaría poder darles? ¿En qué me gustaría poder ayudarle? ¿Qué me gustaría que los demás recibieran de mí? 10) Suponiendo que llegara al fin de mis días ¿qué me gustaría decir de mis virtudes o de mi misión? ¿Qué me gustaría haber hecho en mi vida antes d presentarme delante de Dios? 11) ¿Cuáles son las razones o motivaciones que yo mismo me doy cuando me quiero convencer de algo, o cuando me quiero decidir a algo? ¿Cuáles son los valores que me atraen, como Verdad, Justicia, Paz, conquista, abnegación, Belleza, etc.? Cuáles son las verdades reveladas que más me mueven, como Providencia, Pascua de Cristo, Cuerpo Mïstico, etc.?” (p. 71-73)



FICHA 34
“II. Para interpretar a la luz de la Revelación y de la conducción divina:
1) Cuáles han sido los mayores regalos de Dios en mi historia, a través de mi hogar, del colegio, la Universidad, los amigos, de mi grupo religioso, etc.? 2) ¿Qué he experimentado como grandes carencias, vacíos, frustraciones en mi vida? ¿Cuáles han sido las mayores heridas que he recibido? 3) ¿Cuáles han sido los rasgos más característicos de la conducción de Dios en mi vida? ¿Qué acontecimientos la han marcado? ¿Hacia dónde me ha conducido Dios a través de ellos? 4) ¿Cuáles son las realidades del tiempo actual y de la Iglesia que más me tocan? ¿En qué sentido me ponen exigencias? 5) ¿A qué necesidades del mundo actual y de la Iglesia de hoy me gustaría dar respuesta? ¿Qué respuesta? 6) ¿Cuáles son las verdades de la fe que más me tocan? ¿Cuáles son los valores a los que yo más aspiro? ¿Cuáles son las palabras de Cristo que siento más dirigidas a mí? 7) ¿Cuáles son los rasgos de mi grupo religiosos que más me atraen? ¿Cuáles son los rasgos de mi grupo religioso que más me atraen? ¿Cuáles son los valores con los que me siento más identificado?
Todas estas preguntas dan ángulos diversos para interpretar el sentido de mi vida, siempre que previamente me sitúe en lo propio, en mi manera de ser original, en mi sentimiento de vida y los anhelos más míos. Situado allí, con esas perspectivas puedo esbozar una respuesta coherente acerca de lo que Dios quiso para mí al crearme. El fruto de estas reflexiones se escribe como va brotando.” (p. 73-74)



FICHA 35
“El I.P. puede tomar muchas formas diversas de expresión desde la forma objetiva, que permite un desarrollo programático, a la forma pedagógica, que ayuda a renovarlo como motivación, al símbolo, que permite asimilarlo en el plano subconsciente, a la oración, en la cual se despliega como súplica y ofrecimiento, sabiendo que junto con ser tarea es don de Dios.” (p. 75)



FICHA 36
“A. Formulación objetiva:
La primera formulación después de un análisis de las voces de Dios consiste en una simple ordenación de los elementos encontrados en forma sintética y coherente. Normalmente se hará considerando las tres dimensiones a las que ya nos hemos referido: el nombre o ser ideal, la misión o tarea trascendental de vida, y la actitud fundamental.” (p. 75)
FICHA 37
“Ponemos un ejemplo para aclarar:
-ideal de ser o nombre íntimo “Quiero ser instrumento de reconciliación”,
-ideal de misión o tarea “para traer paz a los hombres”,
-ideal de actitud “a través del acogimiento fraternal heroico” .
(p. 75)


FICHA 38
“ B. Formulación Pedagógica.
Además de la formulación objetiva conviene llegar a una fórmula simple que capte en forma motivadora el mundo interior.
Esta formulación consiste en un lema que dice referencia al contenido del Ideal formulado en forma objetiva. Capta un rasgo o una idea central y la destaca de manera que entusiasma. Puede ser algo original o la repetición de algún lema o frase famosa, o algún trozo e la Escritura; lo que importa es que a la personalidad le recuerde su Ideal integralmente, su nombre íntimo, que debe llegar a transformarse en la fuente de un profundo sentimiento religioso, su misión, que debe llevarlo, a su vez, a tomar decisiones en los casos dudosos, que debe darle programa de vida y orientación en cada momento, y su actitud básica, que es un camino original de crecimiento, que es el núcleo en torno al cual se ordenan todas los demás virtudes, y del cual se obtiene el dinamismo.” (p. 76)



FICHA 39
“ C. Símbolo.
Otra forma de expresión del Ideal consiste en un símbolo sensible que recuerde el Ideal e insinúe plásticamente su riqueza.
Para muchas personas la expresión simbólica cobra gran importancia. El sentido profundo para usar un símbolo como expresión del Ideal radica en el hecho de que es preciso captar el subconsciente a través de la afectividad.” (p. 76-77)



FICHA 40
“La oración personal
La oración personal juega un papel importante en la expresión del Ideal. En ella el Ideal se hace súplica por un reconocimiento tácito o expreso de que el Ideal es don de Dios. Pero no es sólo eso. En la oración es preciso dar los matices que no se logran expresar en una fórmula o en un lema, que por su naturaleza ha de ser sintético. Estos matices son de gran importancia para el trabajo práctico con el Ideal. Por otra parte, la oración ayuda a que el subconsciente se penetre del contenido iluminador del Ideal, de tal manera que éste poco a poco vaya actuando en forma funcional, sin necesidad de tener cada vez que reflexionar y decidir conscientemente lo que exige. El fin del proceso de formación a partir del I.P. es que éste se haga mentalidad, actitud fundamental, manera espontánea de reaccionar. Al comienzo debe hacerse presente en forma reflexiva; con el tiempo debe impregnar toda la personalidad con su luz, dando una manera original y perfecta de reaccionar a partir de los más profundo de sí mismo.” (p. 78)



FICHA 41
“Elaboración del Ideal Personal.
Una vez que se ha encontrado el Ideal, es preciso elaborarlo en tres dimensiones: poniéndolo en contacto con todo el mundo sobrenatural, con el organismo total de la Revelación, poniéndolo en contacto con toda la realidad personal, con las actividades propias, con los compromisos, con las personas que constituyen el mundo de relaciones de cada uno, etc., y, por último, extrayendo las exigencias que se desprenden de él para la propia vida.
Lo primero es darle un contexto teológico,. El Ideal debe elaborarse a la luz de la palabra de Dios y ubicarse en el contexto de los misterios de la Revelación. A través de esto adquiere un sólido contenido, capaz de resistir los momentos de debilidad de la vida espiritual y las dudas provocadas por las corrientes del tiempo. Elaborar significa reflexionar, comparar, relacionar, sacar conclusiones, descubrir la riqueza de su contenido, etc.. La no elaboración teológica significa el peligro de permanecer en un plano superficial y proceso esclarecedor.
Lo segundo es darle un contexto vital práctico.
El ideal tiene que iluminar la vida real con todo lo que contiene; sin esto es inoperante. Por eso es necesario revisar a su luz todas las relaciones personales con Dios, con los demás, consigo mismo y con el quehacer cotidiano.” (p. 78-79)





FICHA 42
“El pFundador de Schoe recomendaba que “todo aquello que realizamos como actos aislados en nuestra vida tiene que conectarse durante cierto tiempo de una manera consciente y reflexiva con la actitud central. Esto tiene que ser algo vivencial, a fin de que cada acto termine por ser expresión o camino de la actitud. Debemos tener la sensación de no dejar suelto nada en nuestro actuar, como quien tiene las riendas en la mano. Por eso es preciso hacer reflexiva alguna vez todas nuestras acciones en relación al Ideal.
Todos los acontecimientos e impresiones deben ordenarse en torno a la actitud fundamental, adquiriendo así su centro vital. De hecho, en la medida en que todos los conocimientos e impresiones se van ligando a este centro vital psicológico, que ha captado la médula del sentimiento religiosos personal, se van haciendo y estables. Sin esto corren el riesgo de diluirse, de fragmentarse, y por último, de desaparecer. Elaborar es relacionarse y ordenar todo el mundo personal con la actitud fundamental que se quiere lograr a través del I.P..” (p. 79-80)



FICHA 43
“Para esta elaboración práctica conviene responder a cuatro preguntas claves:
- ¿Qué me exige mi Ideal en mi relación con Dios?
- ¿Qué me exige en mi relación con el prójimo?
- ¿Qué me exige en mi mundo interior?
- ¿Qué me exige en mi trabajo?
Es claro que siendo el Ideal fuente y expresión de la propia originalidad, debe marcar con rasgos originales la manera de rezar, las formas de vida espiritual, las relaciones con los demás, las formas de vida y las actitudes personales, etc..” (p. 80)



FICHA 44
“Lo tercero es sacar las conclusiones prácticas.
Es preciso sacar consecuencias del Ideal y éstas deben poner exigencias en la vida práctica. El Ideal como actitud fundamental debe tener formas que lo expresen y lo aseguren, a la vez que debe tener caminos para alimentar y hacer crecer la actitud fundamental. El conjunto de estas formas, que nacen de una fuente unitaria, la actitud fundamental, constituye lo que se denomina el estilo de vida. En la práctica debe ser el fruto maduro del trabajo con el Ideal. Si esto no se traduce a la larga en un modo original y consecuente de vivir, en la práctica no es fecundo. El estilo de vida, tal como lo dice su nombre, es un estilo, que hace reconocible una modalidad original de enfrentar la vida. Está constituido por acentuaciones de actitudes y formas.” (p. 81)



FICHA 45
“PROGRAMACIÓN A PARTIR DEL IDEAL PERSONAL
Hay una primera programación que se refiere a los actos del día. Se pretende que estos sean expresión de una totalidad de vida, y que estén asegurados en su armonía. Esta programación toma la forma de Horario Espiritual, que debe estructurarse, en su versión definitiva, como una realización práctica y cotidiana del Ideal.” (p. 81)



FICHA 46
“La programación más importante se refiere a la propia formación. El I.P. debe ser el nervio central de un camino ordenado y profundo de autoformación. Esta se realiza en una íntima unión con el Examen Particular, que busca sublimar la pasión dominante al servicio del I.P.. El Ideal motiva y da sentido a esta tarea de sublimación efectiva de las fuerzas más profundas del propio yo.
LA programación conviene hacerla anualmente, en el retiro de renovación anual, en que se tiene tiempo para mirar profundamente hacia atrás y hacia adelante en la óptica del Ideal. A la luz de éste se planifica el trabajo del año, que a su vez se va a desplegar en diversas conquistas parciales según las necesidades concretas: ya sea erradicar defectos o deformaciones de la pasión, ya sea alcanzar alguna virtud necesaria para la realización del Ideal, o complementar algún aspecto de la pasión dominante con la pasión opuesta.
La línea anual se debe revisar y concretizar mensualmente. Esto se puede hacer en la renovación mensual, que permite adaptarla a las necesidades del momento que se está viviendo. Aquí se toma propósitos concretos que sirven para la lucha de cada día para lograra la santidad.
Tanto en la programación anual como mensual se debe revisar las grandes decisiones de la vida práctica a través del Ideal. Este debe ser norma que dé la orientación básica, lo que se toma o se deja, de modo que se haga sin perder la propia identidad, permaneciendo en la vida real consecuente consigo mismo.” (p. 82)
FICHA 47
“RENOVACION DEL IDEAL
El Ideal conviene renovarlo varias veces al día, para que llegue verdaderamente a ser actitud fundamental. Si no se recuerda relacionando con él las acciones concretas, en la práctica es inoperante. Las renovaciones normales de cada día oscilan entre cuatro y seis. En lo posible conviene que coincidan con momentos convencionales como las comidas, ya que así se forma más fácilmente el hábito; conviene ayudarle a la naturaleza en su esfuerzo por la santidad.
La renovación se puede hacer recordando la fórmula del Ideal y el Propósito Particular; por ej.: “Santísima Virgen, quiero ser mensajero de tu Paz, por eso te pido que me ayudes a vencer mi susceptibilidad; para eso te ofrezco luchar por buscarle el lado positivo a las cosas negativas que otros me digan o me hagan sentir”.
Este tipo de renovación simplificada no quita que una vez al día convenga hacer una renovación más de fondo, por medio de la oración personal.” (p. 82-82)



FICHA 48
“Para esto conviene escribir de memoria la oración personal, una vez que se ha tomado la línea de acentuación para el año. La oración escrita así de memoria va capitalizando un residuo vital.; queda lo que realmente ha marcado la vida y se olvida lo que es pura frase. A la larga, esta permanente selección esclarece y enriquece el Ideal mismo, ...enriqueciéndose con experiencias vitales, a la vez que se va adaptando a la realidad del momento presente.” (p. 83-84)



FICHA 49
“IDEAL PERSONAL Y AMOR A DIOS
El crecimiento extensivo nos habla de la dinámica por la cual el Ideal como fuerza de amor nos va conectando con toda realidad del mundo sobrenatural. Esto significa que el Ideal se realiza en la medida que nos conduce a una relación de amor a todos y cada uno de los seres del mundo sobrenatural, incluyéndonos mismos como hijos de Dios y miembros de Cristo. En un lenguaje técnico habría que decir que el objeto material del amor se va ampliando. Por esta razón se habla del crecimiento en los “grados materiales de la caridad”.
El primer grado material de crecimiento de la caridad es la purificación ética de los instintos y de la afectividad. Esto corresponde al amor ordenado a sí mismo. No se puede llegar a un amor integral a Dios sin sublimar los instintos y ordenar la afectividad. Pero no se trata de una condición previa para poder amar a Dios, ya que el mismo amor a Dios ayuda a este proceso.” (p. 87-88)


FICHA 50
“El segundo grado en el crecimiento material de la caridad (cf. ficha ant.) es el amor a la Sma. Virgen y a los santos: en el primer grado se ama a Dios en uno mismo; en este segundo grado se ama a dios en aquellos en los cuales se ha manifestado en forma más plena. Entre todos ellos María Santísima ocupa el primer lugar. En el plano vivencial hay un paso preponderante ético hacia lo propiamente religiosos. María Sma. aparece como un ser en el mundo sobrenatural cercano y alcanzable que nos conduce a Dios. A la luz de los principios que esclarecen cómo se transmite la vida (leyes de transferencia y de conducción orgánicas) es fácil entender porqué el amor a Maria Sma y a los santos conduce al amor a todo el mundo sobrenatural. Pío X afirmaba en este contexto “quien no tiene por sentado que no hay camino más seguro y más fácil que María por dónde los hombres pueden llegar a Jesucristo (Ad diem illum, nº 13). (p. 88)



FICHA 51
“El tercer grado de crecimiento en la caridad corresponde al amor al Verbo de Dios encarnado, Jesucristo. Al hablar del contenido teológico del Ideal Personal decíamos que el amor original de todo hombre según el pensar de Dios, así como aparece expresado en el Ideal, está sustancialmente orientado a Cristo, en El se orienta al Padre en el Espíritu Santo. En Cristo se hace trinitario...solamente en El somos agradables al Padre y podemos realizar nuestro Ideal de vida.
El cuarto y quinto grado de crecimiento del amor nos llevan por Cristo al Padre y el Espíritu Santo. En el plano consciente nos resulta relativamente fácil llegar a una relación personal de amor con el Padre. El punto de partida y a la vez de referencia psicológico es el amor al padre terreno. La relación filial frente al Padre Eterno es, de alguna manera, una proyección, a partir de la fe, de la relación al padre natural. Con el Espíritu Santo, en cambio, resulta mucho más difícil lograr una relación personal, por cuanto no tenemos un punto de referencia psicológico. Se torna así más abstracto. Es por esa razón que se coloca en quinto grado el crecimiento del amor, ya que supone una mayor espiritualización del amor personal. Para amarlo tenemos que dejar de lado la imaginación y recurrir en la fe a una experiencia interior de su Persona y de sus dones.” (p. 89)


FICHA 52
“...la ordenación de los grados es puramente lógica. Es así que en la práctica se da una gran diversidad de modalidades en el crecimiento de la caridad. Cada ser humano conserva su originalidad en el encuentro con el mundo sobrenatural y en el crecimiento del amor. El mismo Dios se encarga de conducir por caminos sorpresivos, llevando a cada uno de la mano por lo no transitado. Hay quienes tienen su primer crecimiento del amor en un encuentro con Cristo, otros con María; otros descubren primero un ideal de sí mismo que los entusiasma. El movimiento apostólico de Schoenstatt ha experimentado a María como el óptimo punto de contacto vivencial con el mundo sobrenatural, como el imán que atrae con la fuerza irresistible del amor a Dios y a todas sus creaturas. De ahí que toda la conducción del crecimiento del amor se estimule a partir de una ley simple: “por la vinculación a María queremos llegar a la actitud de María! Esto quiere decir que uniéndonos íntimamente a ella vamos a llegar a todos los seres que ella amó y con la fuerza que tuvo su amor. La realidad del I.P. se opera a través de la vivencia de una Alianza de Amor personal y profunda con María, en nuestro camino.” (p. 89-90)


FICHA 53
“Miremos primero la purificación del motivo: lo más normal es que el primer impulso que tenga todo ser humano para amar a Dios venga del hecho de que Dos representa un bien...A esta forma de amar primitiva (primaria) se le llama amor de concupiscencia. El crecimiento se produce en la medida en que al irlo descubriendo cada vez más claramente comienzo poco a poco a amarlo por El mismo y no ya por mí, que es el paso del amor “concupiscente” al amor “concupiscente”.” (p. 92)


FICHA 54
“También podemos examinar el crecimiento del amor a la luz del efecto que produce en el ser que ama. En este caso el amor se desarrolla impulsando al desprendimiento de sí mismo y de todo aquello que estorbe la unión con el ser amado para conducir a una unión y a un asemejamiento progresivo a él.
Esto también se debe manifestar en el desarrollo y realización del Ideal Personal: cada uno se siente impulsado a olvidarse de sí mismo, a despojarse de sus gustos, caprichos, ganas y egoísmos, para darse en forma cada vez más íntegra a Dios Trino. Cuando Dios comienza a brillar en nuestra vida, todos los demás pequeños amores se reencuentran en El, se reordenan o deben desaparecer. Es un camino original de purificación.”
(p. 93)


FICHA 55
“El crecimiento del amor a sí mismo en cuanto al efecto que produce en uno mismo se da como una sublimación o purificación del propio yo. Porque me amo profundamente en Dios me ordeno, me purifico, me sublimo. Esto sucede fundamentalmente en el campo más profundo de la autoeducación como un perfeccionamiento de las pasiones. Normalmente se habla de distintas etapas de perfeccionamiento o grados materiales de pasión. Se suele distinguir cinco grados:
1. Liberación del pecado.
2. Liberación del pecado venial voluntario
3. Liberación de lo peligroso, superficial o superfluo, cómodo, etc.. Corresponde a la purificación de la vida instintiva.
4. Liberación de la propia voluntad, conformidad con la voluntad de Dios.
5. Liberación de los impedimentos instintivos frente a la conformidad con Dios, amor a la Cruz (aceptación y búsqueda del sufrimiento por y en Cristo).
El Ideal Personal va realizándose en la medida en que el amor a sí mismo se va tornando más y más sublime y conforme con Dios. El proceso, visto a la luz de nuestra visión schoenstattiana no es sino el desarrollo original del amor magnánimo que renuncia a todo aquello que puede alzarse como un obstáculo al amor pleno a Dios, hasta llegar a la culminación de la entrega a El. Para Schoenstatt esta culminación se tiene en la conformidad con la voluntad de Dios. En el lenguaje original se llama “Poder el Blanco. Con este término se quiere expresar el anhelo de escribir un cheque en blanco a la Virgen y al Señor para manifestar el deseo de hacer siempre todo lo que Ellos quieran y de aceptar todo lo que provenga de Ellos...Se pretende llegar a poseer una gran sensibilidad para percibir las insinuaciones del Espíritu Santo y una total docilidad para seguirlo.”
(p. 97-98)


FICHA 56
“En Schoenstatt hablamos de este medio de protección de la entrega total denominándolo “Inscriptio” (tomado de San Agustín: inscriptio cordis in cor). Detrás de él vemos un medio que nos ayuda a conservar la docilidad ante Dios. Consiste en adelantarse a los acontecimientos negativos y dolorosos que Dios pueda enviar a nuestra vida a aceptarlos de antemano.
Al considerar esos posibles sufrimientos como provenientes del amor del Padre se crea una predisposición psicológica para recibirlos, anulando así la reacción de nuestra naturaleza...Es un camino de auténtico despojo de sí mismo y de purificación interior. En Schoenstatt este camino se debe hacer original, orientado por el Ideal Personal, y vital, impulsado por la Alianza de Amor. Su etapa más profunda consiste en una entrega que se hace por la Familia misma, en el así denominado “Acto de José Engling”, en que el despojo del propio yo quiere llegar a una cumbre a través del ofrecimiento de la propia vida por la Obra.” (p. 99)


FICHA 57
“ETAPAS DE LA REALIZACION DEL IDEAL
Es conveniente visualizar las diversas etapas que se dan en la realización del Ideal. A estas etapas se les suele denominar grados formales del Ideal.

1.El primer grado consiste en que la etapa en la que se está aún simplemente procurando hacer que el Ideal se transforme en un hábito, a través de la repetición intencionada de la fórmula. Sabemos que así se forman los hábitos, por repetición. Esto se hace varias veces al día en la “Renovación del Ideal”. La repetición frecuente, bien motivada, ayuda a la formación de una actitud fundamental, que no es otra cosa que una expresión original del amor personal a Dios, al prójimo y a sí mismo. Tal vez al comienzo no es bueno exagerar la frecuencia de estas renovaciones para evitar la mecanización y la rutina. Conviene más bien hacerlo en forma cuidadosa y motivadora, de tal manera que responda a la receptividad de la etapa en que se vive. No hay que forzar, pero sí esforzarse. La renovación se hace llenándola de contenido y uniéndola a la vinculación al alguna persona del mundo sobrenatural.

2. Hay una segunda etapa, que consiste en empezar a revisar las acciones pasadas a la luz del Ideal y a proyectar las futuras a partir de él. Es lo que podríamos denominar examen y disposición. Se juzga lo que se hace a la luz del Ideal y se ofrece lo que se hará más adelante. Esto se hace en forma breve. Normalmente se sitúa estratégicamente más de cuatro o seis veces al día, iluminando el Horario Espiritual y el Examen Particular.

3. Podemos distinguir también como una etapa aquella en que el Ideal empieza a operar dirimiendo los casos dudosos. Ya el Ideal se ha empezado a transformar en una fuerza. En aquellas acciones que aparecen como diferentes o en aquellos casos dudosos aparece como norma y luz que resuelve, señalando en una dirección ideal.

4.Una nueva etapa se tiene cuando el Ideal comienza a ser un impulso permanente hacia la magnanimidad en todo. Comienza a influir en el trabajo, en la oración y en el sacrificio como un incentivo. Es así como, por la fuerza del Ideal, muchas cosas que no son obligatorias se hacen como expresión de amor. Se torna así una fuente de vida.

6.Por último, hay una etapa final en que existe una penetración y una conformación de toda la persona por el Ideal. Este actúa en forma funcional, no necesitando ya ser hecho consciente. Es una penetración del Ideal al plano subconsciente. Esto lleva a vivir y actuar en cada momento en conformidad con el Ideal. Todos los actos brotan así de una misma fuente que les da unidad y coherencia, originalidad y fuerza. Es la realidad, en cuanto sea posible aquí en la tierra, del Ideal querido por Dios.
Es claro que no puede entenderse mecánicamente este progreso en etapas o grados. Existe siempre una interpretación de las etapas. Durante toda la vida será necesario mantenerse fiel a lo que hemos llamado segunda etapa: siempre debe haber una reflexión sobre el actuar pasado y una iluminación de las actividades que vendrán a continuación a la luz del Ideal. Es este un punto neurálgico, un verdadero eje en torno al cual gira la realización progresiva del Ideal. Este examen y prospección deberá estar enmarcado por el Examen Particular y el Horario Espiritual; entonces sí que se tiene asegurado.” (p. 99-101)


FICHA 58
“Los sistemas educativos...pueden buscar un cauce que les permita llegar al núcleo de la personalidad, suscitar convicciones, forjar actitudes y llegar a crear una mentalidad. Nosotros quisiéramos conscientemente situarnos en un plano de búsqueda de un sistema que nos da garantía de calar hondo en la naturaleza humana, para llegar así a posibilitar un desarrollo integral y original a la vez.” (p. 105-106)


FICHA 59
“Nuestra búsqueda está orientada, por eso, a captar las fuerzas más medulares de la naturaleza humana ara la plasmación de la personalidad. Queremos aprender a llegar a la raíz de la formación del carácter, a la fuerza más nuclear, a fin de poder sacarla a la superficie, encauzarla y desarrollarla a través de un trabajo de autoeducación consciente. No nos basta con procurar perfeccionar formas, ni siquiera nos basta con tener acceso a la ideología, a las decisiones voluntarias; queremos captar también el mundo irracional, tendencial e instintivo, a través de la santificación personal.
Por otra parte, creemos que si somos capaces de tener acceso a la fuerza original de la plasmación de la personalidad tendremos acceso también al origen de las deformaciones del carácter. Nuestro trabajo de autoeducación no se perderá así en una lucha desarticulada contra defectos sino que se establecerá en la causa misma de ellos. Con esto se obtendrá la posibilidad de liberarse de falsos desarrollos, logrando un trabajo más eficiente.” (p. 106)


FICHA 60
“ 1º CONCEPTO DE EXAMEN PARTICULAR
En primer lugar tenemos que distinguir claramente el Examen Particular
(E.P.) del examen de conciencia. Este último se refiere al examen sobre la moralidad de los actos, en cambio el Examen Particular en un Método de Lucha que atraviesa el día entero. Su nombre se justifica por el hecho de que como parte integrante del método hay un examen sobre un punto específico en torno al cual se realiza, durante el día, la lucha por la superación personal. El examen se hace en relación con aquello que se quiere sublimar de la propia Pasión Dominante (P.D.); es una lucha por dominarla a través de un punto concreto.
...Reuniendo sumariamente todos los elementos podemos sintetizar una definición: “”Examen Particular es la sublimación esclarecida y efectiva de la Pasión Dominante al servicio del Ideal Personal”.” (p. 107-108)


FICHA 61
“Concepto de Pasión
La estructura psicológica del hombre posee una dualidad de sistemas o principios psíquicos que lo relacionan con la realidad circundante: uno es receptivo y el otro es activo o, si se quiere, uno es cognoscitivo o representativo y el otro tendencial o apetitivo. Por una parte tenemos la capacidad de representarnos, de hacer presente los objetos exteriores en nuestro interior por el conocimiento, y por otra parte tenemos también la capacidad de tender hacia ellos. Traemos las cosas intencionadamente hacia nosotros, aprehendiéndolas y asimilándolas por medio del conocimiento, pero a la vez las cosas se nos presentan como apetecibles, deseables, creando en nosotros una tendencia a su goce y posesión.
...Este doble lazo con la realidad se produce en un doble plano espiritual y sensitivo. En el plano espiritual estamos dotados de la inteligencia y de la voluntad, que nos permiten conocer y amar espiritualmente. La voluntad es la fuerza operativa, la capacidad apetitiva del bien, la sede del amor espiritual; es la que mueve al hombre a actuar hacia un fin determinado según se lo presenta su inteligencia.
El conocimiento intelectual me permite conectarme con realidades pasadas y futuras, invisibles y visibles, ya que prescinde de los sentidos. Es fruto de la abstracción...
En el plano sensible estamos dotados de sentidos y pasiones. Es otra modalidad de conocer y de tender al bien, en cuanto lo presenta el conocimiento sensible.
Estamos dotados de sentidos que nos conectan con las realidades sensibles, con las cosas que se puede ver, oler, tocar, oír, imaginar, gustar. Tanto los sentidos exteriores como los interiores nos conectan con cosas materiales o con símbolos de lo inmaterial. Se mueven en el plano de lo espaciotemporal. Los sentidos hacen presente los objetos a nuestra percepción, y de ahí brota el apetito o tendencia hacia ellos, en la medida en que sean útiles o agradables para nuestra naturaleza.
Es este apetito sensitivo al que llamamos pasión. Esto lo tenemos en común con los animales, sólo que en el hombre existe una interrelación entre ambos órdenes, adquiriendo así un carácter racional.” (p. 109-110)


FICHA 61
“Podemos distinguir dos orientaciones fundamentales del apetito sensible en la búsqueda de la perfección del propio ser. Son dos maneras diversas de enfrentar las realidades según aparezcan fundamentalmente como buenas o malas o bien como fáciles o difíciles. Lo primero despierta un apetito de atracción o de rechazo; lo segundo, en cambio, despierta una pasión de lucha o anhelo de conquista.
...De esta realidad nace la distinción de las dos pasiones fundamentales: el apetito concupiscibles hace tender a poseer y gustar aquellas realidades que convengan al mayor perfeccionamiento del propio ser: alimentación, protección, procreación, etc.. En cambio, hace evitar y rechazar aquello que aparece como nocivo o inadecuado para la perfección de la naturaleza
El apetito irascible busca la conservación de la existencia como tal y los medios que permitan conservar y asegurar el propio bien. Esta tendencia lleva a luchar por conquistar los bienes necesarios o para defenderlos si ya se poseen; lleva a defenderse y a enfrentar lo difícil.”
(p. 111-112)


FICHA 62
“La psicología moderna quiere ir más lejos; se pregunta de qué manera influye esta doble tendencia apetitiva en la formación de la personalidad. Descubre que en el plano de la personalidad este doble apetito genera una doble receptividad de valores, que adquiere matices muy diferentes en cada
uno por el hecho de darse con acentuaciones originales.
Más aún, se vió que la preeminencia de uno de estos apetitos sobre el otro origina rasgos característicos de personalidad que presentan ciertas constantes que permiten distinguir tipos de caracteres.
Según lo dicho, la preponderancia de una pasión traería como efecto la búsqueda instintiva de cierto tipo de valores determinantes de una manera de ser y de actuar características. Si consideramos que toda la educación gira en torno a la motivación, es decir, en torno a la captación de la perspectiva de interés y la receptividad de cada uno, ya que sólo así se hace posible un auténtico perfeccionamiento humano, podemos deducir la importancia de este descubrimiento psicológico.” (p. 112-113)


FICHA 63
“Las pasiones dominantes generan dos tipos de receptividad de valores: el anhelo de valer o de poder, y el anhelo de amar o ser amado. Ambas receptividades están en cada hombre, pero con la preeminencia de una pasión sobre la otra, se gesta también una acentuación de la receptividad correspondiente a la pasión más acentuada...

El tipo de personalidad caracterizado por la predominancia del apetito concupiscible:
Es un tipo de personalidad afectiva que se siente motivada por los valores de la emotividad, sensibilidad y amor. Instintivamente tiende al contacto personal, a crear lazos de amistad, a relacionarse. Esta tendencia lo impulsa naturalmente a darse, a sacrificarse por otro, pudiendo incluso llegar a la inmolación por un tú. Lo capacita, por otra parte, para comprender a los demás, para ayudar descubriendo las necesidades de otro, a servir en forma personal. Su alegría estará, si es que no hay alguna desviación, en su psicología, en hacer feliz a otro. Su mayor receptividad gira, así, en torno al amor.
Cuando este tipo de personalidad se desvirtúa tiende a caer en la sensualidad, de ahí que se le conozca también son esa denominación. Esto se produce cuando aquel que tiene esta acentuación de personalidad no se deja motivar por las necesidades de los demás. La deformación de carácter, típica de esta acentuación, se manifiesta en algunos defectos característicos:
Poca reciedumbre, subjetivismo, dependencia, pesimismo, hipersensibilidad, egoísmo, flojera (pereza), esclavización, cobardía. No necesariamente aparecen todas estas deformaciones siempre que hay desviaciones de carácter, pero la tendencia va en la línea señalada. En la línea religiosa hay que tener en cuenta que el gran impedimento puede venir de la tendencia a apegarse a las criaturas y a buscar compensaciones de todo tipo. La educación debe ir, por eso, ordenada a darle disciplina y libertad.

Descripción global de este tipo de personalidad:
Siente un impulso a darse sea sana o enfermizamente. Tiende a satisfacer los deseos de los demás. Lo mueven los valores y las motivaciones de tipo afectivo y personal. Sus pensamientos, mientras se mantenga sano, girará en torno a los demás, ya que se siente atraído por las personas a quienes procurarles consuelo, alegría, bienes. Su entrega, no obstante, suele hacerlo dependiente; comienza a esperar retribución y deja de ser desinteresado en sus servicios. Quiere ser comprendido y amado y si no lo logra se desconcierta y termina por cerrarse. Su egoísmo suele estar tan oculto como el ansia de valer de tipo orgulloso. En todo caso, por su manera de ser, en sus actividades le da más importancia a la persona por quien ha hecho que aquello que hace.” (p. 113-115)


FICHA 64
“El tipo de personalidad caracterizado por la predominancia del apetito irascible:
Esta preeminencia produce un tipo de personalidad combativa, que se caracteriza por ser especialmente motivada por los valores de la conquista, de la lucha, del poder y valer. Este tipo de motivaciones lo van a impulsar a la acción, mientras se mantiene sano, busca instintivamente lo heroico, quiere realizar hazañas en los distintos campo de la vida. Es un hombre de iniciativas, normalmente será quien impulse el progreso. Por otra parte, tendrá especial sensibilidad de honor, cuando se compromete cumple, aunque sea por dignidad u orgullo.
Su receptividad más característica se manifestará en torno a la gloria y el poder; es por eso que se le caracteriza como ansia de valer y poder. Evidentemente que esto toma muy diversas formas exteriores. La deformaciones típicas de este tipo de personalidad encuentran su centro en el orgullo, tal como el tipo afectivo de la sensualidad. De ahí el otro nombre por el cual es conocido. Si no logra ordenar so combatividad hacia un objetivo grande, fácilmente aparecerán ciertas deformaciones como ambición, despotismo, falta de respeto, naturalismo, dureza, egoísmo, crueldad, utilitarismo.
Cuando se le quiere educar religiosamente se deberá tener en cuenta su tendencia a confiar más en su propia fuerza que en la gracia; por eso es necesario llevarlo a experimentar y reconocer sus límites y su propia pequeñez.
En una descripción global se podrá decir que tiene un impulso innato a la acción. Le brota espontáneo el querer mostrarse capaz y luchar. Su alegría está en el hecho de vencer situaciones difíciles, en competir (aunque sea consigo mismo) y en ganar. Tiende, casi sin notar, e imponer y a afirmar su realidad, sus opiniones y deseos. Muchas veces actuará para demostrar que él puede, o que ahí se puede hacer algo. Su manera de ser lo hace capaz de soportar penurias y de enfrentar dificultades. Inconscientemente quiere despertar admiración y poner de manifiesto su valor. Se le puede motivar fácilmente tocando su orgullo y su vanidad. Siente más alegría por la obra realizada que por la persona que recibió su beneficio.” (p. 115-116)


FICHA 65
“Podemos seguir dos caminos diferentes para reconocer la P.D.: el primero nos lleva a incursionar en la vida subconsciente, a través de aquellos cauces en que ésto se hace posible indirectamente. El segundo nos lleva a examinar las manifestaciones concretas exteriores de la P.D. a través del temperamento...
a. Estudio de las manifestaciones del subconsciente. El ideal de este camino sería poder interpretar aquello que surge de nuestro interior en los momentos en que el sentimiento no está bajo el dominio de la voluntad, en aquellos momentos en que estando solo, en oración o meditación; cuando la voluntad no está bajo el peso del trabajo, el subconsciente puede actuar a s su antojo. O, mejor, interpretar los sueños, las imaginaciones, las novelas que como adolescentes solía entretejer. En todos estos momentos afloran los deseos más ocultos y se manifiestan las inclinaciones naturales cuyo alimento es la P.D.. Al examinar todo aquel material que ofrece el subconsciente que se expresa tengo simplemente que preguntarme ¿dónde ha estado el acento a estos planes o ensueños, relaciones personales o aventuras, acciones heroicas o amistad, en soy un héroe o llego al amor ideal? Con preguntas de ese tipo se puede fácilmente discernir la preeminencia de la pasión.
Permaneciendo aún en el mismo camino se puede destacar, dentro de la búsqueda, la importancia que tienen las críticas de las personas que me han conocido durante mucho tiempo y con las cuales tengo una buena relación. Ellas normalmente tienen acceso inconsciente a mi mundo interior, a través de mis manifestaciones cotidianas, y pueden darme una pauta certera para conocer la P.D..
Otro camino para sondear el subconsciente consiste en preguntarse cuáles son las simpatías y antipatías naturales que se despiertan independientemente de la voluntad. Estas son auténticas manifestaciones del subconsciente, ya que siguen el curso de la P.D. en la búsqueda de una complementación con el tipo contrario...allí donde nace espontáneamente el amor natural...o un rechazo instintivo se puede conocer la P.D..” (p. 116-118)


FICHA 66
“El temperamento comporta en la práctica una modalidad típica de reaccionar y de ser impresionado por los estímulos que ofrecen las representaciones o las sensaciones directamente recibidas del ambiente exterior. Según las combinaciones de las diversas modalidades de ser impresionado y de reaccionar se puede tipificar las personalidades.” (p.120)


IMPRESION REACCION
Fácil difícil rápida(inmediata) lenta
Profunda superficial exterior interior
Duradera superficial exterior interior
Duradera transitoria fuerte débil
COLERICO SANGUINEO MELANCOLICO FLEMATICO
IMPRESION fácil fácil fác. o difíc. Difícil
Profunda superficial profunda prof. o superf.
Duradera transitoria duradera duradera
REACCION rápida rápida lenta lenta
Exte. o inte exterior interior exte. o inte.
Fuerte fuerte o débil débil o fuerte débil
PASION orgullo orgullo afectividad afectiv. y orgullo
DOMINANTE afectos fuertes débiles
(p. 122)


FICHA 67
“La tarea propia del E. P. es sublimar las pasiones. Estas son fuerzas ciegas del apetito sensible, pueden ordenarse bien o mal. En esto consiste la autoeducación.
Se puede distinguir dos factores integrantes de un mismo proceso de sublimación: subordinación y espiritualización de la pasión.
Lo primero nos habla de ordenar algo fácilmente desordenable a causa del pecado original; lo segundo más bien de aprovechar la fuerza de la pasión para un fin superior.
Esta sublimación tiene un carácter moral: tenemos que recordar que el hombre y el animal tienen en común el conocimiento y el apetito sensible, pero en el hombre a esto se agrega el conocimiento espiritual, que lo hace tender racionalmente a los bienes. Esto le da la libertad y con ello la responsabilidad, constituyéndolo en un ser moral. Sus actos no pueden guiarse por el instinto ciego o por el impulso irracional de sus apetitos; debe subordinarse a lo racional. Esto hace que las pasiones, que de suyo son neutras o amorales, en su cualificación moral dependan de esta subordinación, de modo que pasan a ser buenas o malas según sean los objetos a que libremente las ordene la persona humana. Recordemos que tienen la característica de excitarse frente a su objeto adecuado, tendiendo a centrar la actividad de la persona en él, absorbiendo parte de sus aptitudes. Esto hace que sea de vital importancia que se ordenen a objetos racionales; de otra manera el hombre se hace esclavo de sus pasiones y desfigura en él la imagen de Dios...
El segundo aspecto de la sublimación de la pasión se refiere a su ordenación hacia un fin superior. El objeto de la pasión es puramente sensible y material, pero por la razón podemos ordenar hacia un objetivo de suyo espiritual. A esto lo podemos denominar espiritualización de la pasión, que adquiere su sentido pleno en la medida en que esté orientada por la meta más profunda de la personalidad.
El hombre, como ser espiritual, creado a imagen y semejanza del Creador, peregrina incansablemente hacia El, es portador de un anhelo profundo, de una nostalgia de su fuente original.
En la definición que hemos propuesto se presupone un doble esclarecimiento: el que nos debe dar la Fe a través de la dogmática, y el que pretende dar la Ciencia a través de la psicología.
La Dogmática nos muestra que es preciso una cooperación humana con la gracia en orden a la satisfacción. Esta debe realizarse en la armonía de naturaleza y gracia, ya que la gracia no destruye la naturaleza al elevarla sino que busca sanarla y perfeccionarla. La naturaleza tiene que esforzarse para que exista apertura y docilidad al Espíritu, pero también tiene que esforzarse para que la gracia no sea infecunda en la naturaleza, de allí la necesidad de luchar, en la fuerza de la gracia, por la total sublimación de las pasiones, por la liberación y la ordenación interior del orden sensible que se orienta hacia el mundo sobrenatural a través de lo racional.
Dicho en otras palabras, el esclarecimiento que nos trae la Dogmática es el esclarecimiento de la Fe. Se pretende que nuestra ascética sea Dogmática aplicada a la vida. Su luz nos permite comprender el sentido profundo, los límites y la orientación de nuestro esfuerzo ascético. Si nos esforzamos por sublimar las pasiones es porque vemos un plan coherente de Dios en la elevación de la Naturaleza con la gracia.
La psicología, a su vez, nos muestra como a través de la P.D. estamos captando el impulso y la fuerza fundamental de la naturaleza, y que sublimándola estamos sublimando toda la naturaleza. Es un esclarecimiento de la eficacia y profundidad de nuestro camino de autoeducación.
Un profundo estudio del alma humana en el plano científico abre horizontes insospechados al esfuerzo por ordenar el mundo interior del hombre, por sublimar sus instintos y tendencias. Sin este esclarecimiento científico que nos ofrece la psicología fácilmente puede cometerse errores peligrosos o permanecer en un esfuerzo infecundo.”
(p. 132-133)


FICHA 68
“ Se trata de encontrar métodos que realmente calen hondo y que surtan efecto. No nos basta con un esclarecimiento de los entretelones de la psicología humana; queremos poder actuar en ella por un camino práctico. Esto se logra a través del Propósito Particular. El trabajo de sublimación debe ser sistemático, y debe comprometer toda la personalidad: es el punto de concentración de toda capacidad tendencial. La materia del Examen Particular debe hacerse objeto de la decisión de la voluntad: es un salir del actuar puramente espontáneo y entrar en el campo del actuar a propósito. Nuestra aspiración tiende a la unión orgánica entre el esfuerzo voluntario y acción de la gracia. El E.P. a través del P.P. es la manifestación de la buena voluntad efectiva de cooperar con la gracia en orden a la santificación personal.
La orientación del E.P. hacia el I.P. hace que adquiera su verdadero sentido, ya que de otro modo terminaría en una búsqueda inconexa de perfecciones sin un objetivo. El I. P. quedaría así en la periferia de la autoeducación. El I.P. le da la gran línea, le da el sentido y la unidad. De otro modo se tendría el peligro de dispersarse y quedarse atrapado en pequeños puntitos en forma mecánica. El I.P. viene a ser la motivación del E.P., pero, a la vez, la meta. Se lucha por sublimar la pasión para llegar a realizar un ideal concreto, no sólo para acumular perfecciones. Esto evita que el trabajo ascético se haga tedioso y fatigante. Cuando hay un trabajo con el E.P. o con el P.P. sin que esté clara la motivación y la meta que da el I.P., sin que éste influya en la programación y elección de los puntos de esfuerzo, termina por aburrir.
La conexión con el I.P. permite, por último, que se relacionen conscientemente con la actitud central de la personalidad todos los actos aislados de la vida personal; de este modo esos actos y las perfecciones que significan terminan por ser expresión o camino de la actitud central. No quedan así cosas sueltas en la vida personal; la persona aprende a tenerlas riendas en su mano. Todo pasa, al menos alguna vez, en forma reflexiva a conectarse con el núcleo de la personalidad. Es así como podemos tener la máxima garantía de que el E.P. como método de autoeducación verdaderamente cala hondo en el núcleo mismo de la originalidad personal, como fuerza original personal, como fuerza original y como ideal.” (p. 133-134)


FICHA 69
“En el trabajo con la P.D. se puede distinguir tres cauces diversos que se debe ir aplicando a lo largo de todo el proceso de autoeducación:
CAUCE NEGATIVO
Lucha contra lo negativo de la P.D.
Durante un cierto tiempo el trabajo de autoeducación debe enfrentar lo negativo de la P.D., es decir, las deformaciones de la pasión. Al hacerlo no podemos dejar de recordar que las pasiones se dan normalmente mezcladas, y que incluso en períodos de la vida tienden a manifestarse más acentuadamente una ú otra, dependiendo de las condiciones exteriores. Es un hecho que el ambiente condiciona fuertemente el desarrollo de la pasión.
En este trabajo que podríamos comparar con una poda, conviene descubrir con exactitud cuáles son los puntos débiles que crea la P.D. desordenada en la propia personalidad. No todos los puntos débiles de una P.D. se manifiestan en una misma persona. Hay que descubrir cuál es la forma original en que se manifiesta en mí.

Puntos débiles de la Pasión del Orgullo:
-ansia de poder, intransigencia, prepotencia
-ansia de valer: vanidad, autocentrismo, apego a formas y normas
-modo de relación: utilitarismo, ofensa, falta de delicadeza.

Puntos débiles de la Pasión de Concupiscencia:
-susceptibilidad, subjetivismo, pesimismo, tristeza
-esclavización a personas o cosas, fuga de la realidad, compensaciones nefastas
-flojera, poca iniciativa y reciedumbre, pasividad, indolencia, incumplimiento
-miedo a quedar mal, al que dirán, timidez

(FALTA!)

FICHA 70
“El primer paso después de descubrir la Pasión (Dominante) consistirá en ubicar las deformaciones o debilidades con que se manifiesta. Esto dará el primer campo de trabajo concreto para la realización del I.P. a través del E.P..

CAUCE POSITIVO
Cada pasión posee sus propias ventajas. Es preciso espiritualizar los puntos fuertes; va a constituir el núcleo más fuerte de la autoeducación

CAUCE COMPLEMENTARIO
El ideal de perfección no contempla sólo eliminar las deformaciones y perfeccionar los rasgos positivos sino que procura alcanzar lo positivo de la pasión opuesta. El ideal de santidad quiere conducir a la persona por un camino original en una síntesis, también original, en la cual se encuentren en forma armónica todos los valores de la naturaleza humana, representados en ambas pasiones.” (p. 135-139)


FICHA 71
“ ...el Propósito Particular es la concentración del esfuerzo en un PUNTO del CAMPO elegido como EXAMEN PARTICULAR, de modo que a través de actos motivados se llegue a formar una actitud. El examen se lleva siempre sobre una actitud que se quiere conquistar, pero el Propósito desemboca siempre en actos o restricciones concretas.
Debe ser CONCRETO
BIEN FORMADO
ATRAVESAR TODO EL DIA
MOTIVADO POR EL IDEAL
CONECTADO CON LA P.D.
LUCHA Y LLEVA DECISIONES
(p. 142-145)


FICHA 72
“El Propósito Particular tiene tres momentos decisivos durante el día:
En la mañana, como renovación de la decisión de realizarlo.
Al mediodía, como corta revisión, examinando las ocasiones para hacer o dejar de hacer y el grado de respuesta que hubo.
En la noche, más detenidamente, poniéndose penitencias, como valor educativo y motivado por un amor fiel, dando más donde faltó, tratando a los instintos y tendencias como lago perfectible, como una reparación o reequilibrio necesario. En general, debe renovarse el E.P.. En la noche se hace la revisión junto con el resto del Horario Espiritual, como parte integrante necesaria de éste. Debemos recordar que gran parte de la eficacia del P.P. dependerá de lo vivo que se mantenga durante el día y esto sólo se logra a través de las renovaciones, que deben ser de 4 a 6 bien distribuidas y a hora fija para no depender de la memoria.” (p. 145-146)


FICHA 73
“El E.P. es el examen de la Pasión Dominan, la cual se quiere sublimar a la luz del I.P. en la lucha cotidiana concretizada en un punto especial, que puede ser una manifestación negativa de la pasión no ordenada o una búsqueda de perfección mayor de la propia pasión, o una complementación de la P.D. a través del cultivo de la pasión opuesta. Al comienzo la conexión entre I.P. y P.D. debe hacerse reflexiva y consciente; con el tiempo ambas actúan en forma funcional y espontánea.” (p. 148)


FICHA 74
“...un camino para transitar por donde han debido transitar todos los hombres, puesto que todo Dios al crearnos nos ha dejado como tarea perfeccionar nuestra propia naturaleza. Esta tarea debe realizarse incluso presuponiendo que acarree sacrificios. Sabemos por la Revelación que por nuestra naturaleza caída en el pecado posee tendencias autodestructoras que la deterioran; pero además sabemos que Cristo murió y resucitó no sólo para liberarnos del pecado y de la muerte sino también para renovar nuestra naturaleza, elevándola para que en virtud de su Sangre Preciosa surja una nueva creatura a su imagen. La virtud regeneradora de Cristo en nosotros es la Gracia, que eleva, sana y perfecciona la naturaleza. Es en este plano que se sitúan nuestras reflexiones: la autoeducación como manera de cooperar con la gracia en la obra de nuestra perfección y santificación.” (p. 148-149)


FICHA 75
“...Hay dos tendencias radicales en la fuente del desarrollo humano. Se trata de la tendencia a las Compensaciones que surjen de la P.D. sensual no sublimada, y la tendencia a la Desvalorización propia de la P.D. del orgullo.

TENDENCIA A LAS COMPENSACIONES
Dios es el Bien Supremo, y atrae a Sí con fuerza irresistible. El transfiere a las creaturas algo de su Bien, les participa sus bondades y, consecuentemente, les transfiere algo de su atracción. El hombre busca inconscientemente poseer ese Sumo Bien para el que fue creado, pero aquí en la tierra no lo encuentra sino débilmente reflejado en las creaturas. Ellas no son Dios, no son el Bien último, pero tienen algo de ese Bien, y de alguna manera lo sustituyen, sin satisfacer nunca plenamente los anhelos del hombre. En es sentido hablamos de una compensación: las creaturas, las personas y las cosas compensan al hombre en su búsqueda del Bien Ultimo.
...Mientras las creaturas atraigan, despertando el dinamismo interior de cada uno y conduciéndolo a su verdadero destino, hacia Dios, juegan un rol necesario y bueno, se constituyen en compensaciones buenas. El peligro radica en que no pueden transformarse en fin -sin ser más que medio-, pues pueden apartar del Bien Sumo en vez de conducir a El. Entonces son compensaciones ilícitas y pecaminosas. En este contexto podemos distinguir tres tipos de compensaciones: buenas, dudosas, peligrosas, y pecaminosas. Las primeras conducen a Dios, sirven de manifestación de El, de seguro en relación con El, en camino que conduce al encuentro definitivo. Las segundos ofrecen placer, con riesgos y aciertos; las terceras nos inducen a pecar.

TENDENCIA A LA DESVALORIZACION
Sabemos que somos creados a imagen y semejanza del Sumo Bien. En lo más recóndito de la naturaleza humana se anida, por razón de su origen, el anhelo de participar de ese Bien; quisiéramos instintivamente ser reflejos de El. A esto lo podemos llamar ansia de valer o instinto de valorización.
El anhelo de valorizarse impulsa a todo hombre a procurar superarse, a vencer dificultades y defectos personales, a crearse un nombre y a realizar algo grande. En su interior se da cuenta de los auténticos valores y vanas apariencias. Cuando una persona que posee como dominante la Pasión del Orgullo cae en la tibieza y deja de sublimar su pasión, es decir, deja de valorizarse a partir de auténticos valores comienza a sentirse vacío. Su impulso natural hace que le dé máxima importancia al sentirse valorado; cuando no experimenta esto, instintivamente comienza a compararse con otros, a sentirse inferiorizado. Es imposible, sin embargo, subsistir sin un cierto sentimiento de autovaloración, sin tener conciencia vivencial de su valor propio. Brota entonces, en forma espontánea, la tendencia a compensar la ausencia de valores genuinos. Se crea el mismo algo que no es, ya sea inventándose valores y realizaciones que no posee, ya sea rebajando a los demás. Esto último es lo más frecuente.
Un Examen Particular bien llevado, como una permanente y efectiva sublimación de la Pasión es un medio óptimo para enfrentar esos males de la naturaleza humana en su base misma. Siendo una cooperación directa y activa con la gracia, se transforma en un seguro contra la tibieza, permitiendo que surja en cada uno de nosotros el hombre renovado en Cristo; ordenado, sacrificado y sublimado en su naturaleza.” (p. 150-153)


FICHA 76
“El telón de fondo para entender el Horario Espiritual está dado necesariamente por nuestra vocación a la santidad. San Pablo nos dice que el Padre nos eligió en Cristo “para que fuésemos santos e inmaculados”. Esa santidad que recibimos germinalmente por el Bautismo, que nos hace partícipes de Cristo, debe desplegarse hasta llevarnos realmente a pensar, sentir y amar como Cristo. Es así como la gracia requiere nuestra cooperación...Tenemos que luchar por remover los impedimentos que encuentra en nuestra naturaleza. Supuesto que una persona bautizada esté decidida por Cristo y en El logre erradicar el pecado, aún debe luchar por vencer las debilidades que dejó impresas como huella imborrable el pecado original: el olvido, el error, ignorancia, negligencia, ánimo cambiante, subjetivismo, etc..
El Señor no quizo liberarnos aquí en la tierra de esas heridas de la naturaleza; más aun, nos las dejó, nos las dejó como tarea, de tal manera que el hombre de buena voluntad debe luchar por vencer esos obstáculos de su entrega e identificación con El. En esa lucha mostrará su fidelidad.
El Horario Espiritual es, entonces, en primer lugar, un medio ascético para cooperar en el vencimiento de la negligencia y otros defectos. Quiere ser un seguro de la docilidad frente al Espíritu Santo; es el medio que usa el hombre de buena voluntad para evitar quedarse sólo escuchando las insinuaciones de Dios sin buscar realizarla...Viene a ser el seguro de la alimentación espiritual; debe ser la expresión de la actitud cristiana, servir de camino en la forja de la actitud cristiana.
...Esta santidad de la vida cotidiana se logra fundamentalmente cuando la gracia suscita una caridad que se expresa en todas las dimensiones de la vida, impulsando a la persona a vivir una perfecta armonía en todas sus relaciones vitales...Cuando todas la relaciones que se gestan en la vida cotidiana coinciden con la Voluntad divina, la persona es santa, y se logra una perfecta armonía...Es así que el H.E. es el seguro de la relación afectiva armónica y orgánica con Dios, con los hombres, con el propio yo y con el trabajo.
A través del H.E. el hombre religioso expresa y asegura su religación a la Voluntad Divina, alimenta su vida espiritual, asegura son actos concretos la armonía de su mundo de vinculaciones personales según el querer divino. Todo esto asegura al I. P.. Este esfuerzo por realizar en la práctica el Ideal querido por Dios, en Schoenstatt está siendo permanentemente fecundado por la Alianza de Amor con la Santísima Virgen, y aparece como la contribución personal a su reinado: la contribución al Capital de Gracias de la Madre Tres Veces Admirable. Se supone que este esfuerzo hecho en estado de gracia produce méritos, y por el dogma de la Comunión de los Santos, estos méritos pueden ser ofrecidos por otros..., que Ella los reparte como quiera.” (p. 155-158)


FICHA 77
“...tres etapas concretas:

ETAPA DE CONQUISTA
Es el primer tiempo de la vida espiritual, en que aun se lucha por adquirir la actitud cristiana, orientándose a adquirir actitudes de oración, fraternidad, servicialidad, orden, disciplina, etc.. Como contenido no puede ser sino buena voluntad; como seguro lo es sólo de la aspiración, pero no todavía de la armonía de las relaciones...Canaliza las fuerzas en la superación personal, rol que luego será el del E. P..

ETAPA DE ESTABILIZACION
...tanteo para lograr que los puntos del H.E. expresen realmente el mundo propio y sirvan para armonizar las relaciones vitales. Dependerá de la rapidez con que se logre profundidad en el autoconocimiento, y de la estabilización lograda en el marco externo de la vida personal. Esta etapa es bastante larga, y se va adquiriendo formas definitivas.

ETAPA DE LA MADUREZ
Sigue al período de formación; habrá actitudes básicas del cristiano y un marco mínimo de estabilidad exterior. Entonces sí que el H.E. puede ser plenamente expresión de las actitudes originales, camino de profundidad y seguro de la perfecta armonía en las relaciones vitales.” (p. 158-160)


FICHA 78
“...(CONTENIDO DEL HORARIO ESPIRITUAL, en su etapa más bien estable y definitiva) con un aplicación progresiva, se compone de
ACTOS CONCRETOS, no actitudes. No es un método de lucha como el E.P.; debe expresar por tanto lo normal de la vida. Si la mayoría de los puntos del H.E. fueran puntos no conquistados, y por tanto difíciles, no servirían de armonizadores ni de reposo de la vida espiritual; deben corresponder al grado de desarrollo personal, aplicado en la vida cotidiana. Si hay fallas es señal de que hay algo deficiente y se debe buscar la causa y la posible solución. Si fuese algo fuera de lo ya conquistado o consolidado indicaría sólo que estuvo mal elegido y no que se está faltando en algo...Es el gran medio de objetivación del autoconocimiento.” (p. 160-162)

FICHA 79
“...Es preciso tener en cuenta que hay una diferencia entre la relación con Dios y la relación con los demás, consigo, y con el trabajo, pues la primera, por requerir el esfuerzo de la Fe es más difícil. El objeto de las orea relaciones se tiene sensiblemente presente; a mí mismo me tengo presente, con los demás puedo dialogar, el trabajo se presenta en forma palpable. En cambio a Dios se busca permanentemente con la Fe. Debo asegurar la existencia y perfección de la relación con El; con las demás relaciones bastaría buscar la armonía. De allí preponderancia en buscar asegurar la relación con Dios a través del H.E..” (p. 163-164)


FICHA 80
“...(el H.E.) se lleva por escrito...para sumir en forma consciente la vida en todas sus dimensiones: religiosa, social, etc.. Anotar cada noche el H.E. ayuda a tomar consciencia de los actos personales del día, y gesta una sana reflexión y autocrítica. No basta proponerse y hacer tal o cual cosa; quiere ser escuela de3 libertad, dando vivencialidad a todas las relaciones, busca hacer conscientes y asumir en forma responsable los actos del día.
También (se escribe) para motivar la vida a partir de un Ideal que lleve a programarlo todo en forma coherente. El H.E. cuida de que la gran Idea llegue a lo pequeño y se haga realidad. Esto llena de sentido y sa unidad a la vida personal en lo concreto
Para lograr un conocimiento objetivo de sí mismo...como una bitácora ...así se obtiene una visión de conjunto, de lo que objetivamente haya influido. voy conociendo mejor los puntos débiles, siendo realista y adecuando a mi desarrollo.” (p. 166-167)


FICHA 81
“Podemos distinguir dos tipos de puntos del H.E.: variables e invariables. Los primeros se refieren a las cuatro relaciones (Dios, los demás, consigo, con el trabajo). Los segundos corresponden al seguro de los otros dos campos básicos del sistema ascético: Ideal Personal y Examen Particular. Cuando se ha llegado a ellos normalmente se les debe asegurar a través de las renovaciones del Ideal Personal y del E.P. y del examen realizado en la noche. Todos los demás puntos del H.E. son variables dependiendo de la originalidad de cada uno y de su grado de evolución personal. En la fijación de los puntos más estables se procede por tanteo. La experiencia es la consejera ineludible.
...Se trata de un “programa de vida”, ya que se busca armonizar en forma consciente y programada.” (p. 167)


FICHA 82
“El control se puede hacer según dos modelos; el primero se contenta con constatar si el acto de realizó o no. Es el tipo de control que conviene al comienzo de la vida espiritual. El segundo conlleva un enjuiciamiento sobre la perfección de los actos, y se va haciendo cada vez más exigente y profundo a la luz del I.P., todo en relación con el grado alcanzado de evolución.” (p. 170-171)


FICHA 83
“(el control personal del H.E.) es un enfrentamiento consigo mismo en lo más original de la propia libertad: no es lo obligatorio, no es lo matemático; soy yo mismo el que conforma mi vida. Así se forma la personalidad auténtica libre y responsable. El que aprende a ser libre original y responsable en los casos pequeños, no obligatorios, con mayor razón lo será ante los grandes cosas.” (p. 171)


FICHA 84
“Para mantener la eficacia del H.E. no basta con el control personal escrito; es preciso también recurrir a un control ajeno. Esto se logra a través del Confesor o Director espiritual. Este control se hace en primer lugar acerca de la elección de los puntos del H.E.; luego sobre los cambios y por último sobre el cumplimiento de los puntos. Su sentido es doble: dar objetividad al esfuerzo por la santificación personal y evitar el decaimiento del H.E. en los períodos de dificultad personal.” (p. 171)


FICHA 85
“Por último, como seguro ascético podemos recomendarla acentuación de ciertos momentos del día o del mes, que permitan renovar la actitud, que es siempre lo determinante en todo nuestro sistema (el schoenstattiano).
En el día: hay tres momentos claves. Al comenzar el día conviene hacer una nueva decisión (ofrecimiento) de trabajar con el H.E., junto con renovar el I.P..
Al mediodía: una pequeña pausa (Angelus) de renovación en que también se renueva el I.P. y el E.P., aprovechando ese momento para ver que se tiene realizado y qué falta aún del programa espiritual del día.
En la noche: ídem anterior (oraciones del Instrumento y de Confianza).ñ
En el mes: la Renovación mensual (con la esposa), que es una especie de retiro (análisis de las 4R, el último sábado, por ejemplo) corto en que se ve todo a la luz del I.P., mirando hacia atrás y hacia adelante.
Para los miembros de la familia de Schoenstatt junto con esta renovación fundamental (vide supra) está la renovación del 18 de cada mes, en que se renueva la actitud frente a la familia, profundizando la solidaridad, que necesariamente debe encontrar un cauce de expresión en el propio H.E..
Por último está la renovación de los días 20, en que se quiere renovar la aspiración a una entrega cada vez mayor, que ha de culminar en la unión a Cristo crucificado, que marca la línea de progreso ascético del H.E..
...El ideal en el trabajo con el H.E. es llegar a un horario o programa de vida estable, adecuado a la persona. El H.E. por su estructura pretende ser un punto de reposo en la vida espiritual dándole permanente continuidad. El E.P. por el contrario es el elemento de lucha, es variable.” (p. 173-174)

No hay comentarios:

Publicar un comentario