viernes, 25 de junio de 2010

EL PENSAMIENTO DE S.S. BENEDICTO XVI

FICHA 1
“La existencia de lo divino va más allá del aparato sensible del hombre, por eso la fe es el primer paso para acercarse a otra realidad, y esta actitud contra la inercia natural se renueva cada día. A través de esta “fisura” también lo eterno entra en “este” mundo.”

FICHA 2
“La palabra, la inteligencia puesta a trabajar a través de la fe y el amor completan el cuadro que aquí en la tierra puede hacerse el hombre, una totalidad que, al incluir lo espiritual, es más cercana precisamente a lo desconocido. Decir “amén” a lo que se dice “credo” es dar el paso inicial a un actuar en concordancia –o lo más cerca y conscientemente posible- con lo divino; por lo tanto a una posibilidad que nos es dada la recibimos, no la hacemos con nada que esté aquí en la tierra, con nada; es divino. Es una apertura a la LIBERTAD. Si toda nuestra inteligencia es entregada a esta “creencia” es porque ésta la juzgamos verdadera, si no, no la aceptaríamos; es un LOGOS, y por esto el pensamiento griego –racional- adquirió un derecho en lo cristiano como si la Palabra de Cristo fuera el resultado, el descubrimiento de una verdad en la que se permanece.”

FICHA 3
“Así también esta realidad más total lleva a la evidencia insoslayable de la pequeñez y pecatibilidad del hombre, por lo cual el clima de perdón entre nosotros y de humildad ante Dios es su consecuencia.
Y esta Palabra, este anuncio de la Buena Nueva, no es algo cavilado, deducido sino oído, transmitido, por la tradición apostólica; de ahí
La importancia de ésta, de su custodia y pureza, pues en un momento, el de la crucifixión y resurrección, en que lo divino entró en la Historia a través de un hombre, Jesús de Nazaret. Y luego permanece para nosotros como histórico, que aunque no lo vimos como en ese tiempo lo creemos a quienes lo dicen, y luego se pasa a una convicción, a una evidenciación, que nos hace permanecer en este otro nivel: el del espíritu. Por eso la novedad del anuncio y su recepción nos lleva a un “nosotros”, todos los que creemos; aun los que todavía no creen son vistos por nosotros como hermanos en Cristo.



FICHA 4
“Siendo que esta abertura a la totalidad real es a Dios, en ella hay crecimiento, un aprovechamiento casi escolar, no es dado en paquete. Y ese espíritu de inteligencia con que venimos a comprender es un pedacito del Espíritu divino, por lo tanto es social en cuanto es el mismo para todos nosotros, aunque esté particularizado en cada uno de nosotros, con si historia personal y su propio carácter en cada uno, pero en cuanto espíritu, mientras más puro más social, más el mismo para todos. Y este espíritu viene transmitido en forma de palabras o logos, que hay que inteligir cada vez más depuradamente. Por esto la Iglesia como comunidad de predicación de la Palabra es el lugar propio tanto para seguir entendiéndola como sobre todo aplicándola, pues se podría decir que toda la Palabra se reduce a Amor, en Dios como dádiva al crearnos y mantenernos y ofrecernos un sitio a su lado, y en nosotros como actos y deseos en pro de una comunidad –la de los hombres-, pues así Dios nos busca y nos recibe: juntos como hermanos, como “el hombre”. El siguiente paso –luego de la aceptación, de la fe –es quedarse en esa Iglesia a glorificar -agradecer y gozarse en ello- a ese Dios caritativo, sobre todo que hay un hecho histórico que resume todo: Cristo se hizo víctima y salvador nuestro al dejarse morir para “enterrar” (como se entierra un cadáver) el pecado y la muerte consiguiente, y luego resucitó como el primero de nosotros, y donde fue él llegaremos nosotros. Se puede decir que esto es un hecho histórico, pero que se actualiza en cada eucaristía.

FICHA 5
“Es decir, para llegar a las puertas de la Iglesia puede bastar la cogitación filosófica –el caso de la crítica filosófica sobre los mitos religiosos del pensamiento griego-, pero para entrar en ella y saber qué hacer allí es necesaria la predicación apostólica, el orden sacerdotal que asegura que no se vuelva a una deducción puramente intelectiva y errada como la de cualquier otra religión, que asegura que se está transmitiendo lo mismo que vieron y oyeron los doce primeros apóstoles, escogidos en persona por Cristo mismo y para tal efecto: crear una Iglesia, una sociedad de redimidos, de perdonados, de fortalecidos y libres que rinde acciones de gracias a Dios Creador. El Padre que a su vez lo envió al él como el primero de esta nueva sociedad o Iglesia (viene a significar etimológicamente lo mismo. Todo esto es tan diferente de las religiones antiguas, que separaron la adoración y conocimiento natural y mediático de Dios por sus obras de la trama moral de la religión, es decir, sacaron la vestidura de la religión a Dios y se la pusieron a cualquier idea sobre todo si era permisiva, o sea, un mito inoperante para la verdad, que es aceptación aún de lo adverso.”

FICHA 6
“El pensamiento cristiano, a través de nuestra capacidad de inteligencia, abarcaría cualquier conocimiento que el hombre pueda alcanzar, pues descubrir y conocer cómo son y funcionan las cosas, en fin, cómo es el mundo” (si pudiésemos en nuestra pequeñez), es sólo llegar a saber cómo las hizo Dios, pues todo tiene una forma, un mecanismo, si se quiere una matemática. Por esto un cristiano puede ser científico y aplicar todas las “reglas” de la ciencia (y ésta debe ser la actitud del cristiano, sobre todo hoy), pero no puede aplicar tan sueltamente la “ciencia” al conocimiento de las relaciones del hombre con Dios mismo, pues éstas son puro amor –con todo lo que esto puede abarcar y durar- y el amor como modo de relación de “Dios-con-nosotros” (Emmanuel) es justamente lo más característico, lo más religiosos, del conocimiento cristiano: el dato histórico de que ya Dios nos perdonó en la tierra de Israel con la vida de Jesús (y su vida con su pasión, muerte y gloriosa resurrección). El amor es precisamente acción, unión, creación, contemplación, y todo junto al mismo tiempo. La unidad en este mundo de amor es la persona, el hombre con todo su ser; no es sólo sus células, ni su cerebro ni su estómago (la ciencia) sino tú y yo y nosotros.”

FICHA 7
“Por otra parte, la actitud recién mencionada del cristiano hodierno debe tender a integrar de algún modo la disensión herética dentro de la multiplicidad libre y autocrítica de la Iglesia; el deber de actuar, de ser-en-el-acto como decía Heidegger, nos obliga a recuperar las piezas faltantes del rompecabezas, tenemos que actuar todos para todos. La misma Trinidad nos emplaza a admitir lo múltiple como permanente, superando el maniqueísmo y aun el sólo dualismo. La persona –aun la divina- existe en su comunicabilidad con el otro; es una co-existencia, hay substancia y relación (o relaciones), sea atómica o cósmica. La relación es la forma primigenia de lo real, tan original como la propia substancia del ser. Así también Dios se hizo hombre, se relacioné-unió misteriosamente su divinidad con un embrión humano.”

FICHA 8
“ Sólo en Cristo no hay quiebre entre Palabra y obra; él fue –y es- AMOR en su voluntad y en su acto. Nosotros, al adherirnos a él debemos tender a imitarlo como el gran ejemplo –como el único ejemplar, más bien-, y así también reconocer su presencia en el hermano, pues El está en mí y por tanto en cualquier otro. Por eso también, al verse en Cristo y al ver a Cristo en sí, el hombre es más puro, es más sí mismo cuando en la Gran Apertura del cristianismo se ve dentro de todo, superándose y encontrándose cada vez más. Jesús, habiendo logrado esta apertura y esta entrega en grado paradigmático, es el primer hombre, la Primicia de la resurrección. Por eso quien lo ve a El ve al Padre.”

FICHA 9
“La cruz es un movimiento de abajo hacia arriba cuando se ve la máxima expiación ofrecida, un holocausto, pero es también un movimiento de arriba hacia abajo cuando es un ofrecimiento extremo de Perdón y Reconciliación; es venir a recogernos a todos para llevarnos a lo Alto en el cuerpo de Cristo. Por ello la oración debe ser más una acción de gracias. Nunca podríamos haber logrado una expiación de nuestro –necesario- albedrío extraviado; ya se dice en la Biblia que a Dios basta nuestro pequeño corazón contrito. Es cuando aceptamos este su don y lo reconocemos como Señor -no porque lo elijamos sino porque inevitablemente lo es- que realmente la fe se hace siempre operativa y efectiva. Con esto los animales son más conscientes o inteligentes, nos reconocen como amor y aun nos aman y nos sirven sacrificadamente si es el caso. Esta vida nueva, este entrar con Cristo a la presencia de Dios -ya no bios sino zoé- ésto es el “cielo”, este contacto ¡y qué más podría serlo! Por eso Nuestro Señor dijo que el Reino de Dios ya estaba aquí entre nosotros, aunque sigamos paralelamente o mezcladamente con lo que no es. Pero está incoado, y ya estaba en El y él estaba aquí. Por eso Cristo es el alfa y el omega.”

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