viernes, 25 de junio de 2010

“MANUAL DEL DIRIGENTE” Cuadernos de Formación nº 8 P. Rafael Fernández de A Ed. Patris, Santiago, abril 1994 (129 págs.)

FICHA 1
“Ojalá pudiésemos compenetrarnos de la esencia misma de este sentimiento, de esa confianza victoriosa y extraordinaria humildad. Yo soy un agente secundario. Tal como la causa instrumental depende siempre de la causa principal, así también todas mis obras deben ejercerse en dependencia y en la fuerza de la causa principal. Por eso hablamos de una ascética del instrumento y de una pastoral del instrumento. Si tengo a mi cargo una obra como educador ¿cuál es el sentimiento que debo cultivar en mi corazón? Es este: yo no soy el que debe educar; el educador principal es el Señor. entonces, y sólo movido y llevado por la fuerza de esta causa principal, debo cumplir mi misión.
…La mayor desgracia proviene de que la causa instrumental se separa y se independiza de la causa principal. Si mi labor educativa, por ejemplo, no produce los efectos deseados, fácilmente tiendo a decirme “el problema está en las personas que tengo a mi cargo”. Pero si realmente viviese con esta conciencia instrumental, la primera pregunta debería ser esta: “¿Estoy suficientemente unido a la causa principal?” La otra pregunta, de que si son los nuestros los que tienen la culpa, es secundaria. En primer lugar, soy yo la causa de que los míos no anden bien, en especial porque no estoy suficientemente atado a la causa principal.
…Si queremos salir victoriosos en situaciones difíciles, si queremos poseer humildad y confianza, cultivemos siempre la mentalidad y conciencia instrumental: “Yo soy el Buen Pastor establecido por Dios por toda la eternidad” ¿Puedo afirmar esto también de mí mismo? De hecho tengo un cargo, pero ¡puedo decir yo soy enviado, es decir, en el tiempo que dura mi cargo, la suerte de mi pueblo depende enteramente de mí. No puedo decir “esto que afecta a los míos no me interesa”.
…Si quiero ser un buen educador, si quiero tener el carisma de la educación, tengo que pedir la gracia de estas tres cualidades: amor, fidelidad, celo o cuidado pastoral.” (p. 14-17)


FICHA 2
“Grabémonos en la memoria: el educador no producirá la vida, sea ésta natural o sobrenatural. De alguna manera podríamos decir también que podemos generar vida sobrenatural, pero esto sólo indirectamente. Es Jesús quien gesta la vida sobrenatural. Nosotros sólo somos sus instrumentos. Si la vida sobrenatural ya existe, nosotros podemos servirla. Por lo tanto, debemos saber recibir la vida que existe en del educando. No sólo transmitir la vida que está en mí sino también recibir todo lo que está vivo en el educando. Recibir para dar: debe producirse una circulación de la vida”.
(p.18)



FICHA 3
“Esta lucha contra el egoísmo debe estar siempre íntimamente unida a la caridad pastoral ¿Por qué amo a los míos? ¿Lo hago porque son simpáticos? No, no lo hago en primer lugar por eso, sino porque son imágenes de Dios, Su suerte está en mis manos, dependen de mí. Tal responsabilidad debe permanecer profundamente grabada en mi corazón. Y no sólo en mi corazón; también en mi mente, en toda mi persona: “dame almas y todo lo demás tómalo para ti”. Sabemos por experiencia que muchos no necesitan otra cosa que ser escuchados, sólo quieren encontrar a alguien que los escuche”.
(p. 18)


FICHA 4
“Despierto en los míos el respeto hacia mi persona en la medida en que asumo sus ideales y me esfuerzo por encarnarlos. Por otra parte, debo lograr hacerme “dispensable”, es decir, debo poner en juego todos los medios necesarios para que los míos lleguen a existir sin mí: debo hacerme innecesario, lo que significa esforzarme para que sean más sabios y más nobles que yo ¿Entienden lo que quiero decir? El mayor testimonio de la eficiencia del educador es cuando éste puede decir de todo corazón: ellos son mucho más sabios y nobles que yo. Shakespeare decía que el respeto es el gozne del mundo. Si la puerta no está sustentada por los goznes, el viento la puede derrumbar. Si en nuestro tiempo no existe respeto, experimentaremos un descalabro universal”. (p. 19-20)


FICHA 5
“El amor del educador está destinado a enaltecer las cualidades latentes en el educando. Este debe percibir que el educador cree, tiene que sentir que en lo íntimo de su corazón esa actitud y convicción del educador.
Tal fe no ha de referirse sólo al bien que existe en el alma del educando, sino también a la misión especial que éste tiene ¡Qué importante es encontrar en nuestra vida un educador con fe en nuestras buenas cualidades y en nuestra misión! Por eso es tan importante saber cuándo reprender y cuando alabar. En general, nu8nca alabamos suficientemente. Es preciso alabar más, tal como Jesús lo hacía.
Resumiendo: esperamos de la Sma. Virgen, en nuestro Santuario, la gracia de la transformación en Nuestro Señor Jesucristo, Buen Pastor y Buen Educador. Por eso hemos considerado lo que Jesús dice de sí mismo como Buen Pastor, y hemos visto las características generales de su amor de Buen Pastor.” (p. 20)


FICHA 6
“La responsabilidad paternal es inseparable de mi persona. En esto consiste, precisamente, la distinción entre ser educador y ser instructor. Si el instructor no está ejerciendo su función, perfectamente puede vivir su vida, porque el buen pastor da siempre su vida. Por el contrario, el educador nunca puede vivir su vida, porque el buen pastor da siempre su vida por sus ovejas. Tal responsabilidad es más eficiente que cualquier método educativo. Por eso, nuevamente imploramos: concédeme, María Sma., una gran responsabilidad paternal; dame, Jesús, esa responsabilidad por quienes me has confiado.
Todos mis actos deben poseer una coloración apostólica. No sólo en sentido general, es decir, que ellos pretenden ser una contribución al Capital de gracias, sino muy concretamente. Queremos encarnar al educador ideal según el ejemplo de Cristo. Si pienso o estudio es para servir a mis ovejas. El Buen Pastor da su vida…cultiva su inteligencia, se instruye, no sólo porque conlleva satisfacciones para su intelecto sino para servir mejor. También debo dar mi vida corporal por los míos. Todas las fuerzas de mi cuerpo deben servir a mis ovejas. Por eso, si duermo es para tener suficientes fuerzas para servir a los míos. Y si no duermo también es para servir a mis ovejas. El buen pastor da su vida…No existo para mí mismo; existo para los míos. Para ellos me envió el Padre,” (p.21-22)





FICHA 7
“Es preciso conseguir que los conductores sean la levadura de toda la comunidad. Si el fermento son los seductores, entonces poco se logrará en esa comunidad. Cuidemos, por lo tanto, que los conductores sean óptimos. Camina bien una comunidad cuya dirección está en manos de personas que poseen un buen espíritu. Por eso, debemos rezar siempre por ellos, pensar en cómo conquistarlos.” (p. 23)



FICHA 8
“”Descansar” en el Padre… Hemos recibido un encargo; no nos hemos autodesignado como jefes. Este encargo, en último término, proviene del Señor y del Fundador. El nos ha confiado una porción de sus hijos.
Por una parte, esto significa una gran responsabilidad, pero, al mismo tiempo, significa también contar con alguien que asuma las tareas con nosotros, a través nuestro. Hay alguien que nos necesita como instrumentos. Para no sentir este encargo como un peso aplastante, como hijos tenemos que aprender a descansar en ese Padre que nos ha elegido y que nos pone el acento no tanto en lo que tenemos que hacer, como en quien debemos confiar. Así le seremos útiles como dirigentes:” (p. 34)



FICHA 9
“Así condujo el P Kentenich a la Familia: atento a las voces del tiempo y del alma de los suyos, auscultando la voluntad de Dios, en solidaridad con los suyos, guiado por una fuerte conciencia de misión sobrenatural, en íntima Alianza con nuestra Madre y Reina en el Santuario y, por último, abrazando, como el Señor y María lo hicieron, la Cruz Redentora”. (p. 43



FICHA 10
“Así como todos en el plano natural todos somos miembros de la Humanidad –la dimensión social es intrínseca a nuestra naturaleza misma--, en el plano sobrenatural y de modo mucho más profundo, pertenecer a la Iglesia significa pertenecer a una comunidad; se es miembro del Pueblo de Dios, parte del Cuerpo de Cristo. No existe el cristiano aislado de los demás o para sí mismo.
Esta realidad en Schoe se destaca en forma especial: Schoe es una Familia. Pertenecer a Schoe significa sellar una Alianza de Amor con María, pero entrar también –en virtud de esa misma Alianza—en una relación especial con el mundo de Schoe y con la familia schoenstattiana, con su Fundador y los miembros del Movimiento. Sea cual fuere el nivel organizativo en que nos incorporemos a Schoe siempre será así.” (p. 45)



”FICHA 11
El grupo schoenstattiano de matrimonios no es simplemente un grupo de “buenos amigos” ni un círculo de intelectuales que se pierden en pensamientos ideológicos; tampoco es simplemente un equipo de trabajo o un “club de autosantificación”. Queremos que nuestros grupos conozcan un profundo cultivo de la amistad, un serio estudio, un activo trabajo y seria autoformación; pero todo esto constituye en ellos una unidad orgánica: están llamados a ser una comunidad de gracia, de vida ideales que actúe en su ambiente como levadura.
Schoe desde el inicio buscó y acentuó el trabajo en pequeñas células de formación y de vida. Las concibió como grupos de élite destinados a vivificar, por su ser y su acción, al mundo y a la Iglesia.
La Iglesia renovada que queremos ver florecer y el mundo nuevo que aspiramos a construir comienzan en la familia natural. El grupo schoenstattiano de familias es precisamente germen y anticipación de la Iglesia renovada y de la nueva sociedad. Es un taller donde se fraguan el hombre nuevo y la nueva comunidad. Allí se comprueba la posibilidad práctica del mundo que esperamos construir, pues no vamos a transformar el mundo con palabras sino con hechos.” (p. 47)



FICHA 12
“Retrata de lograr en el grupo no sólo una fraternidad general o espiritual sino también una unión natural, profundamente humana, donde todo lo que le suceda al otro interesa, donde cada problema suyo importe a los demás. El vínculo sobrenatural se vive y se prueba precisamente en lo natural. De otro modo habría que dudar de su autenticidad”. (p. 48)



FICHA 13
“Junto con la integración comunitaria al interior del grupo es preciso fomentar la integración a la Rama y el contacto con el movimiento como tal. El grupo no debe aislarse sino integrarse; esto amplía sus horizontes y lo sitúa en su verdadera dimensión. Por eso los monitores buscan e incentivan la participación en los encuentros y jornadas programados por la Rama y en las celebraciones a nivel de la Familia total (18 e octubre, 31 de mayo)” (p. 49)




FICHA 14
“Esta proyección sobrenatural en el grupo se concreta en la medida en que éste se convierte progresivamente en una comunidad de oración. Normalmente las personas no tienen la costumbre de rezar en común; en Schoe deben aprender a hacerlo. Mucho ayuda en este sentido iniciar las reuniones con una oración, leyendo y comentando un trozo del Evangelio, haciendo peticiones o una acción de gracias, cantando, etc. Esto pueden prepararlo al inicio los mismo monitores, pero pueden pronto ir también condiciendo los momentos de oración otros matrimonios previamente designados.
En este mismo sentido, programar encuentros periódicos de oración en el Santuario es algo que fortalece decisivamente la vida grupal y favorece su incorporación vital en Schoe. “Experimentar” el Santuario, familiarizarse con sus símbolos, conocer su historia, ofrecer el grupo a nuestra Madre y Reina, confiándole a ella su crecimiento y desarrollo, nos encaminamos por la senda más segura. La Mater debe llegar a ganar el corazón de cada uno de los miembros del grupo”. (p. 50)



FICHA 15
“Otra de las proyecciones fundamentales del grupo es ser una comunidad de ideales. Es decir, una comunidad que tiene y se orienta por grandes metas, que quiere superar la mediocridad que caracteriza la vida de tantos cristianos. Muchas veces nos conformamos con un tipo de vida “que sigue la corriente”, o que se conforma con lo “mínimo” necesario.” (p. 51)



FICHA 16
“El grupo es un taller, una fragua del hombre nuevo y de la nueva comunidad. En él, la Santísima Virgen Madre quiere ejercer su tarea de Madre y Educadora. Ella ha querido precisamente establecerse en nuestro Santuario com9o la Educadora de los pueblos y del corazón del hombre.
Quien ingresa a un grupo de Schoe lo hace porque quiere crecer, y porque también está consciente de que tiene que darse, a nivel personal y en su matrimonio, un enriquecimiento interior. Se ingresa a una comunidad de formación en la que se espera la ayuda del uno al otro, el mutuo estímulo para que cada uno y cada matrimonio avance, respondiendo con docilidad a la labor educadora de María Sma. Nada verdaderamente valioso nacerá en el grupo sin la decisión y el esfuerzo por autoformarse, por crecer y superarse. El amor a María, los ideales, la unión fraterna, son estímulo constante para esta superación.
Los monitores velan constantemente en este sentido para que el grupo sea concreto y no se quede en divagaciones intelectuales o en una mera camaradería. Los ideales tienen que morder la vida y transformarla de verdad.” (p. 52)



FICHA 17
“Nuestros grupos de Schoe están concebidos como células de élite destinadas a ejercer una fuerte influencia apostólica. No son comunidades cerradas en sí mismas, o que se agotan en su dimensión espiritual y fraterna. A partir de una fuerte interioridad cada schoenstattiano debe ejercer un apostolado eficaz, tanto por la irradiación o testimonio como por acciones apostólicas concretas.” (p.53)



FICHA 18
Es por esto que el educador que respeta y sirve a la vida sabe adaptarse al as leyes de crecimiento que le son propias.
Estas leyes básicamente son las siguientes:
1. El desarrollo orgánico es lento
2. Es de adentro hacia fuera
3. Parte de una totalidad orgánica y se orienta hacia una totalidad
Orgánica
4. El crecimiento es siempre simultáneo, si bien no no en la misma proporción
5. El desarrollo orgánico conoce saltos o etapas que periódicamente interrumpen el desarrollo lento.” (p. 55)



FICHA 19
Lo auténtico y verdadero no nace de un día para otro. Tiene que ser conquistado con paciencia. El educador debe poseer, en este sentido, una “sabiduría y paciencia pedagógicas”. No debe ponerse nervioso o desalentarse si las personas o la comunidad no caminan al ritmo o con la velocidad que él desearía o que a él le es propia. Hay que saber dar tiempo para que la vida madure.
…Que el crecimiento de la persona, del matrimonio y del grupo sea lento no significa, sin embargo, que el educador deba esforzarse poco o tomar su responsabilidad con calma, sin exigirse mayormente a sí mismo. El crecimiento es paulatino para las personas o para la comunidad a su cuidado, pero él no debe tener tregua en su servicio y preocupación por cada uno. Educar es un desafío a la paciencia y a la constancia, las que unidas al poder de María hacen maravillas.” (p. 57)



FICHA 20
“Esta hecho plantea la necesidad de auscultar y descubrir el alma de la persona y de la comunidad, su realidad propia, para servir la vida que ellas poseen, sin imponerles normas ni esquemas preconcebidos, ajenos a su realidad: El educador no “fabrica” la vida sino que la “cultiva”, la fomenta, y estimula los gérmenes ya existentes.” (p.57)



FICHA 21
“La sabiduría pedagógica indicará al educador qué aspectos deberán ser más acentuados y cuándo debe promoverse su integración. El pKentenich enuncia, en este sentido, el siguiente principio: “acentuación sin integración conduce a la paralización”. La vida familiar se nutre también de lo religioso y apostólico. Si nos centramos sólo en lo familiar, sin integrarlo, a esta misma vida familiar le faltarán fuentes importantes para un desarrollo pleno y fecundo.
Educar schoenstattiano desde una totalidad orgánica hacia una totalidad orgánica implica poner en contacto a las personas y a la comunidad, desde el inicio, con las tres fuentes de vida o contactos vitales de la Familia: Nuestra Madre y Reina, el Santuario, el pFundador. En otras palabras, introducir vitalmente en el seno de la Familia (en una atmósfera schoenstattiana, en el grupo, en la Rama) cuya vida depende esencialmente de estas tres fuentes.
No queremos decir con esto que desde el comienzo debe darse estas vinculaciones en forma plena (ello sería justamente inorgánico y muchas veces provocaría rechazo), sino que debe hacerse de modo funcional, y de a la receptividad que existe. El proceso educativo conducirá poco a poco, por osmosis, hacia un pleno desarrollo del organismo de vinculaciones. Lo importante es que desde el comienzo ya esté dado el “enganche” para el desarrollo futuro, y no se tenga que comenzar más tarde “desde cero”. (p. 59)



FICHA 22
“En la persona y la comunidad sucede algo análogo. Por eso el educador debe tener presente que cada cosa tiene su tiempo, que no es necesario que todo se capte a la vez, que es imposible asimilar muchas cosas al mismo tiempo. Pretender que todo se desarrolle simultáneamente con una misma intensidad conduce a una saturación, al cansancio de la persona y del grupo, y, no en último término, una gran superficialidad: no echa raíces.
Cuando se “picotea” pasando de un tema a otro, no se llega a conformar la vida ni a crear actitudes profundas. Se es víctima, junto con la superficialidad, del intelectualismo. Se “pasa” temas, se habla y reflexiona sobre una cantidad de cosas, pero sin que se dé una confrontación seria con la vida y sin que esas verdades pasen a ser valores y realidades encarnadas” (p. 60)



FICHA 23
“El desarrollo sano de una persona, del matrimonio y del grupo requiere que se profundice algo hasta que se asimile y se convierta en una actitud o estilo de vida. Por esto es necesario cultivar, paso a paso, con “unilateralidad orgánica”, aspectos del ideal global. Las circunstancias del tiempo, las voces del alma y del ser, indican las “puertas abiertas” por donde hay que adentrarse en la conquista del ideal. Esto determina un campo de trabajo para la autoformación (examen particular) o para el grupo (línea de grupo y propósito de grupo). Entonces, centrados en ese cauce, se procede a valorizar lo más posible ese campo, motivándolo desde diversos puntos de vista, de modo que despliegue todo su atractivo e impulse a luchar por su conquista. El intercambio de vida, la oración y los propósitos concretos irán profundizando su conquista y arraigo: un hábito o actitud se genera por repetición de actos cargados de valor. Puntos en que se concentra esta “unilateralidad” pueden ser, por ej., la conquista de una actitud de oración, la relación de respeto a nuestros hermanos, la sencillez de vida, el espíritu de sacrificio, un compromiso apostólico concreto, etc.” (p. 60)



FICHA 24
“El encargado e grupo deberá estar atento para detectar estos momentos de gracias y ayudar a que encuentren expresión y respuesta en la vida del grupo. Para ser sensible a este “paso del Señor” debe siempre meditar sobre el grupo, tratando de descubrir los caminos por los que Dios y la Mater quieren conducirlo, siendo él solamente un servidor e la vida.” (p. 63)



FICHA 25
“Existen tres principios que orientan la pedagogía del pFundador: “el orden de ser determina el orden de actuar”, “la gracia no destruye sino que presupone, sana, eleva y perfecciona la naturaleza”, y “el amor es la ley fundamental y universal del mundo”.
Como dirigentes de Schoe recibimos básicamente un encargo pedagógico: se nos requiere como educadores, es decir, personas que ayuden a crecer a otros y sirvan desinteresadamente a la vida que se les ha confiado.
Schoe se define como “movimiento de educación y de educadores”, como “oficial de enlace entre la teoría y la práctica””. Con esto se está afirmando que Schoe es, antes que nada, un movimiento pedagógico pastoral. Si tuviésemos que definir a su fundador, tendríamos que decir que fue un educador carismático, un extraordinario educador cuyo gran aporte es una acabada y probada pedagogía y pastoral marianas para la Iglesia y el mundo del mañana, de los “novísimos tiempos” de la Historia. Por eso también su preocupación de que surgieran, por la acción de María en el Santuario, “educadores educados”, capaces de formar el hombre nuevo en la nueva comunidad.” (p. 65)



FICHA 26
“El primer principio es el siguiente: “el orden de ser determina el orden de actuar”. Quiere decir que el orden de ser objetivo, tanto natural como sobrenatural, que el Dios creador y redentor ha impreso en la criatura, debe ser para ella norma y directriz constante en su actuar. Este orden de ser conoce la permanencia de lo inmutable, como también la dinámica y movilidad de la vida.” (p. 66)



FICHA 27
“Su ideal es el de un verdadero humanismo que armoniza todo lo humano con la acción gratuita de Dios, y que sabe conjugar el impulso natural del hombre con el impulso de la vida sobrenatural que Dios has infundido en su ser. La gracia sana las heridas del pecado original y personal, y eleva al hombre y a la sociedad a un nivel superior, que lo enaltece más allá de sus límites. Aunque para tal ennoblecimiento muchas veces se xija renuncia y sacrificio de la naturaleza.” (p.66)



FICHA 28
“El amor debe llegar a ser, por lo tanto, la ley fundamental de nuestra vida y de nuestro actuar pedagógico. Así como todo lo que Dios hace lo hace por amor, a través del amor y para el amor, así también debe procederse en la educación. El amor, afirma el pKentenich, en este contexto no sólo es la mayor potencia en el cielo y en la tierra, sino que ha de ser considerado y valorado como el gran poder creador en la educación. No en vano se escucha en Schoe que los educadores son hombre que aman y nunca dejan de amar. Los educadores verdaderos y auténticos, dice el pKentenich, son genios del amor.” (p. 67)



FICHA 29
“El sistema o estilo pedagógico de Schoe está determinado por la meta que persigue: la nueva comunidad basada en los hombre nuevos. Esta meta arroja dos grandes desafíos: formar un hombre que supere la masificación y la despersonalización. A ello responde la pedagogía del ideal. Y, por otra parte, el desafío de formar una comunidad que supere la atomización social y el colectivismo que reinan en el tiempo actual. A ello responde la pedagogía de las vinculaciones.” (p. 67)





FICHA 30
“Ahora bien, Dios trata al hombre como quien es: un ser libre. Este, por lo tanto, puede o no asumir el llamado a ser y la misión que Dios le ha conferido. En caso negativo, se aparta del ideal, y desbarata el plan de Dios para con él. Sin embargo, una y otra vez la gracia salvadora de Dios le mostrará y dará nuevas posibilidades.
En este proceso se ubica la pedagogía del Ideal. El educador ayuda al educando a tomar conciencia del plan de Dios; muestra los grandes ideales válidos para todo cristiano para todo cristiano hijo de nuestro tiempo, y procura que cada uno descubra en el contexto de esos ideales su propio Ideal Personal. Llama al educando a ser algo grande –apela a su magnanimidad--, lo mueve a trascenderse a sí mismo y a superar el ambiente mediocre y cómodo en que vive.
La pedagogía del ideal considera ambas cosas: mostrar los valores positivos y entusiasmar por ellos, y al mismo tiempo desenmascarar los antivalores o desvalores, es decir, aquello que en primera instancia atrae como algo valioso, pero que visto más profundamente es un engaño, un ídolo o pura ilusión. Por eso, la pedagogía del ideal sabe enaltecer haciendo mirar lo alto, aunque también sabe cultivar un sano espíritu de crítica, de descontento o inconformismo.” (p. 69)



FICHA 31
“Sin embargo, esto no significa que no hayamos alcanzado el ideal o que seamos perfectos, de ningún modo; siempre estaremos en camino y una y otra vez caeremos o nos apartaremos del ideal. Lo importante es que no claudiquemos, que con humildad lo reconozcamos y pidamos perdón al Señor, y que siempre tengamos el valor de comenzar de nuevo. También así mostramos el ideal.
…Junto con mostrar ideales, los monitores ayudan a que el grupo y sus miembros “hagan suyos” esos ideales, a que expresen en ellos su originalidad. En grupos de ingreso esto se realiza en la medida en que se asume, por ejemplo, un lema: o bien, a través del trabajo con el propósito de grupo. Más adelante deberá complementarse este proceso a través de la búsqueda del Ideal Personal y del Ideal Matrimonial de cada pareja”. (p. 70)



FICHA 32
“Esta fuerza del amor es lo que “aprovecha” la pedagogía de vinculaciones ¿Cómo lo logra? Lo logra en la medida en que el educador --en nuestro caso el dirigente o monitor de grupo—pone en juego, como el arma pedagógica más poderosa de la cual dispone, su propio amor. Su tarea consiste en amar de tal modo que se suscite en las personas y en el grupo una respuesta semejante. De este modo se llega a constituir una auténtica “comunidad de amos”, en la que se da una misma transferencia de vida.
Para que esto suceda su amor tiene que ser un amor “pedagógico”, es decir, no sólo espiritual sino un amor sobrenatural. Por eso debe ser un amor cálido, que se exprese sensiblemente en signos de amistad, animado y fortalecido a la vez por la fuerza de la voluntad y del amor sobrenatural.
Este proceso es de primordial importancia: un grupo “vive” en la medida en que los monitores hayan puesto en juego su corazón, y hayan creado lazos de persona a persona, tendiendo puentes y cultivando ese “circuito de amor” que caracteriza a la nueva comunidad, donde el uno vive “en, para y con” el otro.” (p. 72)




FICHA 33
“La base de la acentuación del vínculo con María está dada por el lugar único que ella ocupa en el designio salvífico de Dios…Ella es el caso preclaro o encarnación de la plenitud del ser cristiano y del seguimiento al Señor, imagen ideal de la Iglesia, como Compañera y Colaboradora del Señor. Amarla, por lo tanto, es ponernos en contacto con la inagotable riqueza de su persona. Establecer con ella un vínculo estable, cálido y personal, o sea, sellar una Alianza de Amor con Ella, es el camino más apto para despertar y desarrollar en nosotros los gérmenes de la gracia recibidos en la alianza bautismal. La ley básica de la pedagogía mariana que formula el pKentenich es ésta: por la vinculación a María, hacia la actitud y estilo de vida y de trabajo marianos. Amándola a Ella hacemos nuestro su mundo, nos apropiamos de sus actitudes y valores. Es decir, al amarla entra en juego la dinámica propia del amor: su fuerza unitiva, asemejadora y creadora.” (p. 76)



FICHA 34
“Por esto los monitores de grupo no descansarán hasta que cada uno de sus miembros encuentre y establezca una viva relación con María. Por cierto, esto no debe hacerse en forma impositiva o mecánica sino aplicando la pedagogía de movimiento…
El cultivo consecuente de esta amplia y rica red de vínculos con personas, con lugares y con ideas asegura que nuestra labor de monitores dará frutos del ciento por uno. Los monitores así llamados a ser el “centro personal” que ate y promueva todas las dimensiones de la pedagogía de vinculaciones. El grupo encontrará en ellos el amor a María y al Santuario: en ellos y a través de ellos, llegará a establecerse lazos de amor con el pFundador, la Familia, con los asesores y la Rama. El desarrollo del grupo, de las personas y de los matrimonios irá marcando vitalmente la acentuación y armonía de estos vínculos de amor.” (p. 77)



FICHA 35
“Cuando el dirigente se encuentra ante la tarea de presentar ideales y promover el entusiasmo por ellos, tiene ante sí una doble posibilidad: puede presentarle los ideales en forma lógica y supratemporal, es decir, partiendo de los valores del ideal específicamente cristiano y schoenstattiano y de la moral o comportamiento que este ideal implica, y los presenta al grupo sin preguntarse primero qué capacidad tiene el grupo y las personas que lo componen para entender esos ideales y valores y qué interés existe por ellos; o bien, aplica lo que el pKentenich denomina una pedagogía de movimiento, es decir, está consciente de los valores que entraña el ideal cristiano y schoenstattiano, pero primero se pregunta por los intereses que están vivos en las personas y en el grupo como tal. Es decir, no debe partir de sí mismo sino de las personas a las que está llamado a servir como monitor o jefe de grupo: presenta los ideales en una perspectiva psicológica.
Guiado por la Fe Práctica en la Divina Providencia, y por una actitud básica de respeto, el monitor se preocupa de descubrir los intereses que mueven a las personas y al grupo. Para esto es preciso que los conozca, que les haya tomado cariño, porque en esto, más que el estudio reflexivo, le servirá ese conocimiento que da el amor o la vinculación personal a los suyos.
Conocerlos significa que ya ha establecido una relación con ellos; que ha captado sus “puntos de contacto”, que ha entrado en su mundo, en lo que ellos hacen, en lo que atrae sus gustos e intereses, etc.. Así irá descubriendo, poco a poco, a través de esos puntos de contacto, cuáles son los valores e intereses que los mueven. Paralelamente, debe tratar de conocer su ambiente cultural y de trabajo. Por este camino también podrá percibir en forma indirecta sus tendencias, ya que las personas, inconsciente y funcionalmente, vibran con los valores que flotan en el ambiente. Existe un “espíritu objetivo” del tiempo: cada cultura o subcultura tiene su propio mundo de valores e intereses.
Las personas percibirán entonces –sin que sea necesario realizar una reflexión consciente—que Schoe da una respuesta válida a sus inquietudes; en otras palabras, sentirán el mundo de Schoe como algo propio.” (p. 77-78)



FICHA 36
“En el caso de abordar un tema propuesto por la Rama o correspondiente al currículo de la misma, el dirigente deberá igualmente buscar una presentación que esté de acuerdo con la perspectiva de intereses del grupo y las personas que lo componen.
Si analizamos más de cerca la perspectiva de intereses, podemos distinguir en ella un triple nivel: inconsciente e intuitivo, consciente o racional, y sobrenatural o a partir de la Fe.
En el primer caso hablamos de una perspectiva de intereses instintiva. Se trata de aquellos valores o intereses que nos atraen en forma espontánea-instintiva. Por ej., normalmente las personas son sensibles a los valores del acogimiento, pues cada persona, de una ú otra forma, vive su contingencia, es decir, su limitación y desvalimiento. Busca instintivamente un ser que lo proteja, que le dé seguridad, que los sustente. Esto lo hace receptivo para comprender a María como Madre, Reina de la Misericordia y Refugio de los pecadores. Tenemos también una receptividad peculiar para la comunidad y los valores comunitarios, pues por naturaleza somos seres sociales que necesitan salir de su aislamiento y que se realizan en la medida en que entran en contacto con otras personas. La necesidad de redención, el anhelo de libertad, el ansia de valer, etc., se enmarcan dentro de esta perspectiva instintiva de intereses.” (. 79)



FICHA 37
“Existe también en las personas y en el grupo una perspectiva racional de intereses a la que también debe atender el dirigente de grupo. Nos referimos más arriba al “espíritu objetivo del tiempo”, es decir, en una época y en una cultura determinada existen valores que “flotan” en la atmósfera. Por ej., el interés por la ecología, por el desarrollo económico, por la liberación femenina, etc.. El dirigente debe tenerlos en cuenta al presentar Schoe o abordar una determinada temática. De otro modo, “hablará por sobre las cabezas” de las personas, y no logrará captarlas. Lo que éstas reciben o se les propone les parecerá “poco interesante”, “algo por las nubes”,etc..” (p. 79)

FICHA 38
“Por último, se da una perspectiva sobrenatural. Esta se refiere a aquellos valores que interpelan especialmente a personas que poseen una vivencia de la fe. Así por ej., será interesante para un grupo que de suyo es religiosos, que se les hable de la eucaristía o de Schoe como un lugar de gracias.” (p. 80)



FICHA 39
“Respecto a la captación de esta triple perspectiva de intereses, no puede darse reglas concretas. Aquí tiene lugar especialmente el tacto pedagógico del dirigente, su esfuerzo por ponerse en el lugar de las otras personas, y no en último término, su espíritu de oración y sensibilidad para percibir las voces de Dios en el tiempo, en el alma, y el orden del ser, guiado por la fe práctica en la Divina Providencia.
De esa manera logra que los valores del Evangelio y típicamente schoenstattianos sean captados “desde adentro”, y no se perciban como algo extrínseco e impuesto desde fuera.” (p. 80)


FICHA 40
“En la metodología pedagógica que explicamos, ocupa un lugar central la libertad. Queremos formar personas libres, refiriéndonos así a aquellos que han aprendido a juzgar y decidir por sí mismos y que son capaces de poner en práctica lo que han decidido.
Toda la pedagogía del ideal y del amor tiende a forjar ese tipo de personalidad, en medio de una sociedad masificada y masificante que desconoce la auténtica libertad. Hoy se proclama, bajo el nombre de libertad, las más amplias y ambiguas concepciones. Ser libre, para muchos, equivale a no estar sujeto a ninguna norma y a desconocer un orden objetivo. Por eso se sustenta un relativismo según el cual cada uno decide de acuerdo a su parecer subjetivo o, simplemente, según sus “ganas”. Libertad resulta así sinónimo de relativismo, ambigüedad e individualismo. Tampoco se tiene claro el objetivo de la libertad: nos desligamos de normas y ataduras, no nos sometemos a parámetros que contradigan nuestros propios intereses individuales y egoístas, pero ¿por qué optamos? ¿qué perseguimos? Reina, en este sentido, la desorientación, el zigzagueo entre una meta y otra; la consecución de fines mediocres que no ennoblecen a las personas sino que las nivelan a lo que exige el menor esfuerzo.
Cuando en Schoe hablamos de pedagogía de la libertad, entendemos por ésta la capacidad de optar por el bien, por aquellos que realmente nos conviene y ennoblece nuestra personalidad; el último término, por lo que nos hace felices. Para ello tenemos que desasirnos de ataduras, liberarnos de esclavitudes que impidan u obstaculicen nuestra opción por los verdaderos valores. No vemos ninguna contradicción entre Dios y nuestra libertad, entre sus mandamientos el orden objetivo del ser y nuestra opción; al contrario.” (p. 81)



FICHA 41
“Es importante que las personas aprendan por sí mismas a formarse un concepto de las cosas, que aprendan a analizar y a discutir la realidad, enfrentándose a sus desafíos. Deben llegar a formarse un juicio y tomar posiciones. Esto es más importante todavía si se piensa que nuestro ambiente ya no es cristiano, y que debemos por lo tanto cultivar un cristianismo de diáspora, es decir, capaz de afirmarse y de imponerse en un ambiente adverso.” (p. 82)



FICHA 42
“El monitor o dirigente del grupo aplica consecuentemente esta pedagogía de la libertad: ayuda a desenmascarar las ataduras, enseña a buscar con autenticidad los verdaderos valores, mueve a reflexión y a la mutua ayuda para clarificar nuestro discernimiento. Incentiva especialmente a tomar decisiones, a optar y a realizar lo decidido, no quedándose sólo en los buenos deseos, en la reflexión o intercambio general.
Este proceso se da especialmente en las reuniones, cuando se intercambia sobre un tema y luego se procura “aterrizar” en la realidad y llevar a la vida. El grupo y las personas deben llegar a formarse juicios propios, optar y asumir responsabilidades, proponiéndose cambios concretos y tareas. De esta forma, la pedagogía del ideal y la pedagogía del movimiento encuentran una aplicación adecuada y constante.” (p. 82)



FICHA 43
“Aplicar una pedagogía de movimiento y de libertad supone que el dirigente cree en el grupo, que cree en cada persona, es decir, que confía en que tienen en sí mismos las fuerzas para crecer y superarse. Por eso, guiados por la pedagogía de la confianza, su actitud ante la persona es positiva y enaltecedora. Lo que no quiere decir que no vea las limitaciones de cada uno, o los defectos que se da en la vida del grupo. Cuenta con ellos porque pertenecen a nuestra naturaleza herida por el pecado. Pero el dirigente sabe también que la gracia sana y perfecciona la naturaleza, que el poder de la oración y de la intercesión de María Sma. es una realidad.” (p. 83)



FICHA 44
“De aquí proviene un estilo de comunicación interpersonal que es deseable desarrollar dentro del grupo y entre el educador y las distintas personas que lo componen. Un estilo de comunicación que considere los sentimientos de las personas involucradas, y vaya más allá de la periferia de cualquier comunicación formal o intercambio de roles.
Se trata, en suma, de que el educador pueda construir el edificio de la comunidad con sus educandos, siendo él, naturalmente, quien dé los primeros pasos y quien modele las conductas.” (p. 85)



FICHA 45
“Supuesto que sí quiero comunicarme, inicio la construcción de los cimientos del edificio: aceptación incondicional de la o las personas con quienes me quiero comunicar. Esto es un proceso que empieza con mi deseo de aceptar incondicionalmente al otro, o al menos de aceptarlo, simplemente. Si ese deseo está en mí, doy paso a la construcción del primer piso.” (p. 86)



FICHA 46
“Para escuchar bien a otro, como primer requisito es preciso posponer, dejar de lado, poner entre paréntesis, todo lo mío. Habitualmente, mientras oigo lo que alguien me está diciendo, estoy pensando lo que voy a decirle, la respuesta que le daré o el consejo que creo que necesita. Este fenómeno se da desde mi yo. Es mi perspectiva la que está en juego y no la necesidad del otro, por buena intención que se tenga.” (p. 86)





FICHA 47
“Finalmente, intento detectar el sentimiento o los sentimientos que la otra persona está experimentando. Procuro colocarme en su lugar, “en sus botas”, como dice Rogers, para responder empáticamente. La empatía es la comprensión más cercana de lo que le sucede al otro. No soy el otro, pero intento sentir como él para acercarme más a su realidad, y desde ella acogerlo, escucharlo, conocerlo, respetarlo y amarlo.” (p.87)



FICHA 48
“Estamos ya en condiciones de construir el tercer piso de nuestro edificio: el mensaje-yo. Suponemos que los anteriores están sólidamente construidos, y que, como educadores, los hemos modelado en nuestro grupo. Pero hay ocasiones en que necesitamos ser escuchados y comprendidos, y lo seremos solamente si nosotros lo hemos hecho primero. Hay circunstancias en que nos sentimos afectados en nuestros sentimientos por las conductas de las personas o del grupo, y para la sanidad del vínculo con ellos, yo necesito expresar lo que a mí me pasa, lo que yo siento, lo que me ocurre a mí.” (p. 89)




FICHA 49
“Finalmente, recordando la frase del pKentenich “obligaciones sólo las necesarias, libertad tanto cuanto sea posible, y por sobre todo el máximo cultivo del espíritu”, terminaremos el piso guía-positiva, estableciendo reglas.
Todo grupo necesita un marco mínimo dentro del cual se desarrolle la vida. Este marco está dado por reglas –tácitas o implícitas—que el grupo acuerde. Es importante recalcar que cuanto menos reglas existen mejor, pues muchas reglas pueden asfixiar la vida, que es lo que más interesa desarrollar.
Pero las mínimas que existan deben ser respetadas en la medida en que sean claras, sencillas, positivas, sensatas y conocidas por todos los miembros.
Nuestro edificio está listo. Sólo falta techarlo.
El techo lo constituye el proyecto de ser humano que deseamos contribuir a formar: la persona desarrollada de modo integral, el ser vinculado y armónico, el nuevo hombre que el pKentenich desea hacer surgir, es decir, nuestra tarea y misión.” (p. 92)
FICHA 50
”En este marco se sitúan las reuniones, como una actividad más del grupo. No olvidar que se trata de reuniones orientada al crecimiento personal y de pareja. No son reuniones done se lleve a cabo una simple reflexión ideológica sobre un determinado tema. Son reuniones de vida, donde las personas participan activamente, donde existe real comunicación y voluntad de transformación y crecimiento. Esta meta no se logra por la mera exposición de un tema y los comentarios subsiguientes. De allí que se recomiende implementar la reunión como un auténtico “taller”, entendido en ese contexto. Si las reuniones no son “buenas“, si no están bien preparadas, si no son participadas y los integrantes no se sienten bien, difícilmente crecerá y prosperará el grupo”. (p. 93)



FICHA 51
“Se podría hablar de una preparación remota y de una preparación próxima de la reunión. La primera se da en el corazón de los dirigentes: en el esfuerzo que han hacho por recibir en su corazón a cada uno de los matrimonios que conforman el grupo, en el contacto que han establecido con ellos, en la oración y las contribuciones al capital de gracias ofrecidas por ellos y por el éxito de la reunión misma.
Cuando se prepara una reunión debe necesariamente considerarse la originalidad de los participantes. Cada persona y cada matrimonio son originales, tiene opiniones, afectividad e historia propias. Por ello los temas y contenidos de la reunión no sólo poseen una dimensión intelectual sino también emocional. De ahí la importancia de que los monitores conozcan a los miembros del grupo en sus aspiraciones, realidad y perspectiva de intereses, para poder preparar convenientemente la reunión. De ahí también la importancia de que todos se sientan captados personalmente, y acogidos con benevolencia por los dirigentes. Así también estarán predispuestos positivamente para el intercambio del tema y el desarrollo positivo de la reunión.
Por otra parte, debemos tener en cuenta ue no siempre el desarrollo completo de la reunión corresponderá exactamente a lo que hayamos “planificado” con anterioridad. Se requiere humildad para aceptar que no todo suele ocurrir según nuestros planes y conforme a lo preparado. El grupo y los matrimonios que lo componen tienen vida propia que busca expresarse, y ese es, por lo demás, el objetivo mismo de la reunión. Si es verdad que debemos encauzar la vida, también es cierto que ésta no se deja encasillar. Pero de todas maneras es necesario preparar y “preplanificar” las reuniones, pero no caer en un zigzagueo y “picoteo” que no conduce a nada.
Al final de la reunión anterior debe quedar claramente establecido en que lugar será la próxima, quienes prepararán la oración inicial, cuál será el tema a tratar, la bibliografía base y la de apoyo, y quién preparará la motivación previa al intercambio o dinámica de grupo correspondiente.
La claridad respecto a estos puntos ayuda enormemente. Desde el inicio, los dirigentes deben establecer la costumbre de que exista responsabilidad en esta preparación; de otro modo, improvisando, normalmente las reuniones suelen carecer de profundidad y son de poco provecho.
Esto requiere en un primer tiempo que los monitores de preocupen de los detalles, tales como la preparación de la sala donde se hará la reunión, si no se realiza en una casa, que la oración esté preparada, el tema desarrollado, el material entregado, etc..
...También es necesario que los dirigentes estén informados de las actividades de la Rama y de la Familia. Esto requiere una preocupación previa por conocer las actividades que existan y las informaciones a transmitir. No olvidemos que el dirigente es el nexo privilegiado entre el grupo y la Rama (p. 95)




FICHA 52
“Para contrarrestar la posible tendencia a quedarnos en las palabras, desde el inicio del grupo pareciera ser recomendable formar un propósito en común, relacionado con el tema tratado. Recordemos que se trata de un grupo de formación. Ya en la reunión anterior debiera haberse tratado este propósito. Quien conduce la reunión invita a hacer un intercambio, favoreciendo un diálogo en torno a los esfuerzos hechos y a la relevancia que éste tuvo en la vida diaria.” (p. 96)

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