viernes, 25 de junio de 2010

SOLLICITUDO REI SOCIALIS” Carta Encíclica de SS Juan Pablo II, 30 dic. 1987. Salesianos, 103 págs.

FICHA 1
“Por el contrario, en un mundo distinto, dominado por la solicitud por el bien común de toda la Humanidad, o sea por la preocupación por el “desarrollo espiritual y humano de todos” en lugar de la búsqueda del provecho particular, la paz sería posible como fruto de una “justicia más perfecta entre los hombres”.” (p. 18)


FICHA 2
“A lo dicho hay que añadir todavía las diferencias de cultura y de los sistemas de valores entre los distintos grupos de población, que no coinciden siempre con el grado de desarrollo económico, sino que contribuyen a crear distancias. Son estos los elementos y los aspectos que hacen mucho más compleja la cuestión social, debido a que ha asumido una dimensión mundial.” (p. 22)


FICHA 3
“Es necesario recalcar, además, que ningún grupo social, por ej. un partido, tiene derecho a usurpar el papel de único guía, porque ello supone la destrucción de la verdadera subjetividad de la sociedad y de las personas-ciudadanos, como ocurre en todo totalitarismo. En esta situación el hombre, el pueblo, se convierten en “objeto”, no obstante todas las declaraciones contrarias y las promesas verbales.” (p. 25)


FICHA 4
“En pocas palabras, el subdesarrollo de nuestros días no es sólo económico sino también cultural, político y simplemente humano...Por consiguiente, es menester preguntarse si la triste realidad de hoy no sea, al menos en parte, el resultado de una concepción demasiado limitada -es decir prevalentemente económica- del desarrollo.” (p. 26)



FICHA 5
“No obstante, es necesario denunciar la existencia de unos mecanismos económicos, financieros, económicos, financieros y sociales, los cuales, aunque manejados por la voluntad de los hombres, funcionan de modo casi automático, haciendo más rígida las situaciones de los unos y de pobreza de los otros. Estos mecanismos,, maniobrados por los países más desarrollados, de modo directo o indirecto, favorecen a causa de su mismo funcionamiento los intereses de los que los maniobran y, auque terminan por sofocar o condicionar las economías de los países menos desarrollados. Es necesario someter en el futuro estos mecanismos a un análisis atento bajo es aspecto ético moral.” (p. 27)


FICHA 6
“Al mismo tiempo, en este mundo dividido y turbado por toda clase de conflictos, aumenta la convicción de una radical interdependencia, y por consiguiente, de una solidaridad necesaria que la asuma y traduzca en el plano moral. Hoy quizás más que antes, los hombres se dan cuenta de tener un destino común que construir juntos, si se quiere evitar la catástrofe para todos. Desde el punto de vista de la angustia, del miedo y de los fenómenos de evasión como la droga, típicos del mundo contemporáneo, emerge la idea de que el bien, al cual estamos llamados todos, y la felicidad a la que aspiramos no se obtienen sin el esfuerzo y el empeño de todos sin excepción.” (p. 44)


FICHA 7


“Debería ser altamente instructiva una constatación desconcertante de este período más reciente: junto a las miserias del subdesarrollo -que son intolerables- nos encontramos con una especie de superdesarrollo, igualmente inaceptable, porque, como el primero, es contrario al bien y a la felicidad auténtica. En efecto, este superdesarrollo, consistente en la excesiva disponibilidad de toda clase de bienes materiales para algunas categorías sociales, fácilmente hace a los hombres esclavos de la “posesión” y del goce inmediato, sin otro horizonte que la multiplicación o la continua sustitución de los objetos que se posee por otros todavía más perfectos. Es la llamada civilización del “consumo” o consumismo, que comporta tantos “deshechos” o “basuras”. Un objeto poseído y ya superado por otro más perfecto es descartado simplemente, sin tener en cuenta su posible valor permanente para uno mismo o para otro ser humano más pobre.
Todos somos testigos de los tristes efectos de una ciega sumisión al mero consumo. En primer término, una forma de materialismo craso, y al mismo tiempo una radical insatisfacción, porque se comprende rápidamente que sino se está prevenido contra la inundación de mensajes publicitarios y la oferta incesante y tentadora de productos- cuanto más se posee más se desea, mientras las aspiraciones más profundas quedan sin satisfacer, y quizás incluso sofocadas.” (49-50)


FICHA 8
“El mal no consiste en el tener”” como tal, sino en el poseer que no respeta la calidad y la ordenada jerarquía que derivan de la subordinación de los bienes y de su disponibilidad al “ser” del hombre y a su verdadera vocación.” (p. 51-52)


FICHA 9
“Según esta enseñanza, el desarrollo no puede consistir solamente en el uso, dominio y posesión indiscriminada de las cosas creadas y de los productos de la industria humana, sino más bien en subordinar la posesión, el dominio y el uso a la semejanza divina del hombre y a su vocación a la inmortalidad. Esta es la realidad trascendente del ser humano, la cual desde el principio aparece participada por una pareja, hombre y mujer, y es, por consiguiente, fundamentalmente social.” (p. 53-54)


FICHA 10
“En efecto, el hombre no ha sido creado, por así decir, inmóvil, y estático. La primera presentación que de él ofrece la Biblia lo describe ciertamente como creatura y como imagen, determinada en su realidad profunda por el origen y parentezco que lo constituye. Por esto mismo pone en el ser humano, hombre y mujer, el germen y la exigencia de una tarea originaria a realiza, cada uno por separado y también como pareja : la tarea es “dominar” las demás creaturas, “cultivar el jardín”, pero hay que hacerlo en el marco de obediencia a la ley divina y, por consiguiente, en el respeto de la imagen recibida, fundamento claro del poder de dominio, concedido en orden a su perfeccionamiento.
Cuando el hombre desobedece a Dios y se niega a someterse a su potestad, entonces la naturaleza se le rebela y ya no le reconoce como señor, porque ha empañado en sí mismo la imagen divina. La llamada a poseer y usar lo creado permanece válida, pero después del pecado su ejercicio será arduo y lleno de sufrimiento.” (p. 54-55)
FICHA 11
“El lógico concluir, al menos para quienes creen en la Palabra de Dios, que el “desarrollo” actual debe ser considerado como un momento de la historia iniciada en la Creación y constantemente puesta en peligro por la infidelidad a la voluntad del Creador, sobre todo por la tentación de la idolatría, pero que corresponde fundamentalmente a las premisas iniciales. Quien quisiera renunciar a la tarea, difícil pero exaltante, de elevar la suerte de todo el hombre y de todos los hombres, bajo el pretexto del peso de la lucha y del esfuerzo incesante de superación, o incluso por la experiencia de la derrota y del retorno al punto de partida, faltaría a la voluntad del Dios Creador. Bajo este aspecto me he referido a la vocación del hombre al trabajo, para subrayar el concepto de que siempre es él el protagonista del desarrollo. Más aún el mismo Señor Jesús en la parábola de los talentos pone de relieve el trato severo reservado al que osó esconder el talento recibido: “siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí...quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. A nosotros, que recibimos los dones de Dios para hacerlos fructificar, nos toca “sembrara y recoger”; si no lo hacemos se nos quitará incluso lo que tenemos. Meditar sobre estas severas palabras nos ayudará a comprometernos más resueltamente en el deber, hoy urgente para todos, de cooperar en el desarrollo pleno de los demás: “desarrollo de todo el hombre y de todos los hombres.” (p. 55-56)


FICHA 12
“Además, esta concepción de la fe explica claramente porqué la Iglesia se preocupa de la problemática del desarrollo, lo considera un deber de su ministerio pastoral, y ayuda a todos a reflexionar sobre la naturaleza y las características del auténtico desarrollo humano. Al hacerlo, desea por una parte, servir al plan divino que ordena todas las cosas hacia la plenitud que reside en Cristo y que El comunicó a su cuerpo, y por otra parte responde a la vocación fundamental de “sacramento”, o sea, signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano.” (p. 58)


FICHA 13
“En efecto, la cooperación al desarrollo de todo el hombre y de cada hombre es un deber de todos y, al mismo tiempo, debe ser común a las cuatro partes del mundo: este, oeste, norte y sur, o los diversos “mundos”, como suele decirse hoy. De lo contrario, si se trata de realizarlo en una sola parte, o en un solo mundo, se hace a expensas del os otros; y allí comienza, se hipertrofia y se pervierte al no tener en cuenta a los demás. Los pueblos y las naciones tienen derecho a su derecho, que, si bien implica, como se ha dicho, los aspectos económicos y sociales, deben comprender también su identidad cultural y la apertura hacia lo trascendente. Ni siquiera la necesidad del desarrollo puede tomarse como pretexto para imponer a los demás el propio modo de vivir o la propia e religiosa.” (p. 61)


FICHA 14
“El carácter moral del desarrollo no puede prescindir tampoco del respeto por los seres que constituyen la naturaleza visible y que los griegos, aludiendo precisamente al orden que los distingue, llamaban el “cosmos”. Estas realidades exigen también respeto, en virtud de una triple consideración que merece atenta reflexión.
La primera consiste en la conveniencia de tomar mayor conciencia de que no se puede utilizar impunemente las diversas categorías de seres vivos o inanimados –animales, plantas, elementos naturales- como mejor apetezca, según las propias exigencias económicas. Al contrario, conviene tener en cuenta la naturaleza de cada ser y su mutua conexión en un sistema ordenado, que es precisamente el cosmos.
La segunda consideración se funda, en cambio, en la convicción también cada vez mayor de la limitación de los recursos naturales, algunos de los cuales no son, como suele decirse, renovables. Usarlos como si fueran inagotables, con dominio absoluto, pone seriamente en peligro su futura disponibilidad, no sólo para la generación presente, sino sobre todo para las futuras.
La tercera consideración se refiere directamente a las consecuencias de un cierto tipo de desarrollo sobre la calidad de vida en las zonas industrializadas. Todos sabemos que el resultado indirecto o directo de la industrialización es, cada vez más, la contaminación del ambiente.”(p.64-65)


FICHA 15
“Es, pues, necesario individuar las causas de orden moral que, en el plano de la conducta de los hombres, considerados como personas responsables, ponen un freno al desarrollo e impiden su realización plena.
Igualmente, cuando se disponga de recursos científicos y técnicos que mediante las necesarias y concretas decisiones políticas deben contribuir a encaminar finalmente los pueblos hacia un verdadero desarrollo, la superación de los obstáculos mayores sólo se obtendrá gracias a decisiones esencialmente morales, las cuales, para los creyentes especialmente los cristianos, se inspirarán en los principios de la fe, con la ayuda de la gracia divina...” (p. 68)
FICHA 16
“Ahora bien, la Iglesia, cuando habla de situaciones de pecado, o denuncia como pecados sociales determinadas situaciones o comportamientos colectivos de grupos sociales más o menos amplios o hasta de enteras naciones y bloques de naciones, sabe y proclama que estos casos de pecado social, son el fruto, la acumulación y la concentración de muchos pecados personales. Se trata de pecados muy personales de quienes engendran, favorecen o explotan la iniquidad; de quien pudiendo hacer algo por evitar, eliminar, o al menos limitar determinados males sociales, omite hacerlo por pereza, miedo y encubrimiento, por complicidad solapada o por indiferencia; de quien busca refugio en la presunta imposibilidad de cambiar el mundo, y también de quien pretende eludir la fatiga y el sacrificio, alegando supuestas razones de orden superior. Por lo tanto, las verdaderas responsabilidades son de las personas. Una situación –como una institución, una estructura, una sociedad- no es , de suyo, sujeto de actos morales, y no puede ser buena o mala en sí misma.” (p. 69, pié de pág.)


FICHA 17
“Para los cristianos, así como para quienes la palabra “pecado” tiene un significado teológico preciso, este cambio de actitud o de mentalidad o de modo de ser, se llama, en el lenguaje bíblico, “conversión”. Esta conversión indica especialmente relación a Dios, y, por tanto, el prójimo, individuo o comunidad. Es Dios, “en cuyas manos están los corazones de los poderosos”, y los de todos, quien puede. Según su promesa, transformar por obra de su Espíritu los “corazones de piedra” en “corazones de carne.”
(p. 73)


FICHA 18
“Ante todo se trata de la interdependencia, percibida como sistema determinante de relaciones en el mundo actual, en sus aspectos económicos, cultural, político y religioso, y asumida como categoría moral. Cuando la interdependencia es reconocida así, su correspondiente respuesta, como actitud moral y social y como “virtud”, es la solidaridad. Esta no es, pues, un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos. Esta determinación se funda en la irme convicción de lo que frena el desarrollo es aquel afán de ganancia y aquella sed de poder de que ya se ha hablado. Tales “actitudes y estructuras de pecado” solamente se vencen –con la ayuda de la gracia divina- mediante una actitud diametralmente opuesta: la entrega por el bien del prójimo, que está dispuesto a “perderse”, en sentido evangélico, por el otro en lugar de oprimirlo para el propio provecho.” (p. 74-75)


FICHA 19
“A la luz de la fe, la solidaridad tiende a suponerse a sí misma, al revestirse de las dimensiones específicamente cristianas de gratuidad total, perdón y reconciliación. Entonces, el prójimo no es solamente un ser humano con sus derechos y su igualdad fundamental con todos sino que se convierte en la imagen viva de Dios Padre, recatada por la sangre de Jesucristo y puesta bajo la acción permanente del Espíritu Santo. Por tanto, debe ser amado, aunque sea enemigo, con el mismo amor con que le ama el Señor, y por él debe estar dispuesto al sacrificio, incluso extremo: “dar la vida por los hermanos”.
Entonces la conciencia de paternidad común de Dios, de la hermandad de todos los hombres en Cristo, “hijos en el Hijo”, de la presencia y acción vivificadora del Espíritu Santo, conferirá a nuestra mirada sobre el mundo un nuevo criterio para interpretarlo, Por encima de los vínculos humanos y naturales, tan fuertes y profundos, se percibe a la luz de la fe un nuevo modelo de unidad del género humano, en el cual debe inspirarse en última instancia la solidaridad. Este supremo modelo de unidad, reflejo de la vida íntima de Dios, Uno en Tres Personas, es que los cristianos expresamos con la palabra “comunión”. Esta comunión, específicamente cristiana, celosamente custodiada, extendida y enriquecida con la ayuda del Señor, es el alma de la vocación de la Iglesia a ser “sacramento” , en el sentido ya indicado.” (p. 78-79)


FICHA 20
“La Iglesia tiene también la confianza en el hombre, aun conociendo la maldad de que es capaz, porque sabe bien –no obstante el pecado heredado y el que cada uno puede cometer- que hay en la persona humana suficientes cualidades y energías, y hay una “bondad” fundamental , porque es imagen de su Creador, puesta bajo el influjo redentor de Cristo, “cercano a todo hombre”, y porque la acción eficaz del Espíritu Santo llena la Tierra”.”
(p. 95)






FICHA 21
“El panorama actual- como muchos ya perciben más o menos claramente-, no parece responder a esta dignidad. Cada uno está llamado a ocupar su propio lugar en esta campaña pacífica que hay que realizar con medios pacíficos, parea conseguir el desarrollo en la paz, para salvaguardar la misma Naturaleza y el mundo que nos circunda. También la Iglesia se siente profundamente implicada en este camino, en cuyo final éxito espera.”
(p. 96-97)


FICHA 22
“Quienes participamos de la Eucaristía estamos llamados a descubrir, mediante este Sacramento, el sentido profundo de nuestra acción en el mundo en favor del desarrollo y de la paz, y a recibir de él las energías para empeñarnos en ello cada vez más generosamente, a ejemplo de Cristo que en este sacramento da la vida por sus amigos. Como la de Cristo y en cuanto unida a ella, nuestra entrega personal no será inútil sino ciertamente fecunda.” (p. 101)


FICHA 23
“ORACION. ¡Oh, Dios, que diste un origen a todos los pueblos y quisiste formar con ellos una sola familia en tu amor, llena los corazones del fuego de tu caridad y suscita en todos los hombres el deseo de un progreso justo y fraternal, para que se realice cada uno como persona humana, y reinen en el mundo la igualdad y la Paz! ” (p. 103)

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